Un estudio menciona que la calidad de la evidencia que relaciona la carne con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes era “muy baja”.
Recientemente se publicó en la revista médica Annals of Internal Medicine, una revisión de decenas de estudios por parte de investigadores de la Universidad de Nottingham que el riesgo potencial de consumir carne roja es bajo y la evidencia incierta.
El consejo, integrado por investigadores de siete países sugirió a los adultos que “continúen con el consumo actual de carne roja, e igualmente con el de carne procesada”.
La investigación analizó múltiples estudios que en su conjunto mostraron que reducir el consumo de carne roja a tres porciones por semana podría reducir la mortalidad por cáncer en siete muertes por cada mil personas.
Los investigadores dijeron que cualquier disminución fue modesta y que solo habían encontrado un «bajo» grado de certeza sobre la estadística.
“Hay reducciones de riesgo muy pequeñas de padecer cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes, y además la evidencia es incierta”, dijo a la AFP Bradley Johnston, profesor de epidemiología en la Universidad Dalhousie de Canadá y director del grupo NutriRECS que elaboró las directrices.
“La gente necesita tomar sus propias decisiones. Les estamos dando la mejor estimación de la verdad”, dijo.
Con esta nueva investigación se quiere cambiar el enfoque de la vieja escuela de dar recomendaciones nutricionales generales y enfocarse más en la evidencia del beneficio individual.
Comer menos carne roja y carne procesada ha sido un pilar de la orientación dietética durante décadas en muchos países y también de los principales grupos de salud.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud asegura que la carne procesada es cancerígena, mientras que la carne roja es “probablemente cancerígena”.
En respuesta a las últimas pautas, el Centro aseguró que no cambiará su consejo.
“Mantenemos nuestra confianza en la rigurosa investigación realizada durante 30 años”, dijo su directora de investigación, Giota Mitrou.
Marji McCullough, epidemióloga de la American Cancer Society, dijo que los investigadores han tomado en cuenta los valores y preferencias personales de las personas, es como decir: ‘Sabemos que los cascos salvan vidas, pero algunas personas prefieren sentir el viento en su cabello cuando andan en bicicleta. Y, aceptémoslo, la mayoría de las personas no va a chocar. Pero aún así todo el mundo coincide en que se debería usar casco», ejemplificó”, dijo.
Fuente: Muy Interesante
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