Qué es la esquizofrenia, cuáles son los síntomas y por qué aparece
La esquizofrenia es más frecuente en hombres, quienes la desarrollan generalmente a los 15 años, aproximadamente, las mujeres a los 25.
Más del 50 por ciento de las personas con esquizofrenia no está recibiendo una atención apropiada. El 90 por ciento de quienes no reciben tratamiento viven en países de renta media y baja.
La falta de acceso a los servicios de salud mental es un problema crítico. Por otro lado, las personas con este trastorno son menos proclives a solicitar asistencia que el resto de la población.
El cerebro contiene miles de millones de neuronas o células nerviosas; cada neurona tiene ramificaciones o terminales que transmiten y reciben mensajes de otras neuronas.
Dichas terminales producen sustancias químicas llamadas neurotransmisores que llevan los mensajes de la punta de una terminal hasta la punta de la otra en el cerebro; los pacientes con esquizofrenia tienen una alteración en ese sistema de comunicación.
La Organización Mundial de la Salud la define como un trastorno mental grave caracterizado por distorsión del pensamiento, percepciones y emociones, así como del lenguaje, la conciencia propia y la conducta.
Algunas de las experiencias más frecuentes son las alucinaciones (oír voces o ver cosas inexistentes) y los delirios (creencias erróneas y persistentes).
Se considera que la esquizofrenia puede estar provocada por la interacción entre la genética y una serie de factores ambientales.
Esta alteración afecta a más de 21 millones de personas en el mundo, pero no es tan común como otros trastornos mentales.
Es más frecuente en hombres que en mujeres. Además, los varones la desarrollan generalmente a una edad más temprana (a los 15 años, aproximadamente) y entre los 25 y 35 en el sexo femenino.
Es poco común que a los niños se les diagnostique esquizofrenia, y poco común para los mayores de 45 años. En México existen más de 1 millón de personas que viven con esquizofrenia, pero hay un subdiagnóstico muy importante.
Quienes viven con esquizofrenia son estigmatizados, discriminados y violados en sus derechos humanos, tanto en instituciones de salud mental como en la comunidad. Esto limita el acceso a la atención sanitaria general, la educación, la vivienda y el empleo.
En general, la esquizofrenia se asocia a una discapacidad considerable y puede afectar el desempeño educativo y laboral. Las personas con esquizofrenia tienen entre 2 y 2.5 veces más probabilidades de morir a una edad temprana que el conjunto de la población.
Esto se debe en general a enfermedades físicas como padecimientos cardiovasculares, metabólicos e infecciosos.
Se desconoce la causa exacta de la esquizofrenia, pero sí se sabe de ciertos factores que aumentan el riesgo de desarrollarla o desencadenarla:
“En esta condición sí importa lo genético, pero también la parte psicológica. Lo que pasa en el útero, durante el nacimiento y en el desarrollo temprano del individuo es muy importante” explica el Dr. Jesús Ramírez Bermudez, médico neuropsiquiatra.
“La falta de estimulación en etapas tempranas es un factor de riesgo. Y la parte social influye mucho en el individuo para el desarrollo de la enfermedad”, puntualizó durante su participación en la conferencia de prensa realizada por Lundbeck en el marco del Día Mundial de la Esquizofrenia.
Por lo general se aíslan socialmente, interactúan en menor medida o se involucran menos con sus seres queridos, explica Ramírez-Bermudez.
Con el paso del tiempo los síntomas pueden variar con respecto al tipo y la gravedad, con períodos de empeoramiento y remisión de los síntomas, aunque algunos de ellos siempre están presentes.
En adolescentes los síntomas de la esquizofrenia son similares a los que se presentan en los adultos, pero la afección puede ser más difícil de identificar. Esto se debe en parte a que algunos de los síntomas tempranos de la esquizofrenia en los adolescentes son comunes en esa etapa como menor desempeño en la escuela, trastornos del sueño y humor irritable o depresivo.
En esta etapa el uso de sustancias como la mariguana, las metanfetaminas o el LSD a veces puede causar signos y síntomas similares.
Las personas que padecen esquizofrenia recibirán tratamiento toda su vida. El tratamiento temprano puede ayudar a controlar los síntomas antes de que se desarrollen complicaciones más graves y puede mejorar el pronóstico a largo plazo.
Normalmente se requiere una combinación de tratamientos farmacológicos y psicoterapia, que ayuda a la persona a comprender la enfermedad y a sobrellevarla, así que mejora su conducta social y su reintegración social.
Cuanto antes se reciba tratamiento mayores serán las posibilidades de responder bien a él y de que se recuperen los niveles de funcionalidad anteriores.
Si no es tratada adecuadamente, la afección puede empeorar rápidamente y necesitar hospitalizaciones frecuentes, lo que impacta negativamente en el bienestar del paciente y en el de sus familiares y amigos.
Son los medicamentos que se utilizan para el tratamiento de la esquizofrenia. Actualmente existe una amplia variedad de antipsicóticos; su objetivo es conseguir la dosis óptima que produzca una mayor mejoría clínica con los menores efectos secundarios. El tratamiento sólo funciona si se cumple con las indicaciones del profesional de la salud.
Es común que las personas con esquizofrenia encuentren difícil el seguimiento del tratamiento. Como resultado de ello, el 74% de las persona abandona el tratamiento farmacológico en tan sólo año y medio. La interrupción o toma irregular del tratamiento aumenta el riesgo de recaídas. La mayoría de los pacientes (8 de cada 10) presentará una recaída de la enfermedad entre los 6 meses y los 2 años tras el abandono de la medicación antipsicótica.
Algunos de los medicamentos que se usan para el tratamiento de la esquizofrenia se descubrieron por casualidad, así que sus efectos adversos eran considerables (problemas metabólicos, aumentos de peso).
Pero a partir de la década de los 80 los fármacos se han realizado con herramientas neurocientíficas muy precisas. Ahora existen medicamentos antipsicóticos de larga duración que aseguran una cobertura durante varias semanas, lo que evita las interrupciones y las recaídas.
El neuropsiquiatra comentó que la esquizofrenia es una enfermedad que debe tener tratamiento farmacológico permanente, pero también comentó sobre casos de pacientes que sin tratamiento han alcanzado la funcionalidad y/o la remisión.
“Podemos tener un optimismo razonable porque la evolución natural lo dice; tal vez una tercera parte tiene una buena evolución de forma natural”.
Recalcó que ese dato es esperanzador, pero no debe ser usado para evitar el tratamiento de la enfermedad, el cual debe ser multidisciplinario, es decir, debe haber fármacos, acompañamiento emocional y terapia psicológica. Cuando se suspende o no hay el suficiente apego puede haber retrocesos importantes.
Por esta razón, en los últimos años los nuevos enfoques científicos se han centrado en el desarrollo de formas de acción más prolongada para los antipsicóticos atípicos. El objetivo consiste en lograr que el tratamiento sea fácil de seguir y más cómodo para los pacientes.
Rica en fibra, verduras y frutas para la mejora de la sensación de bienestar y el control de cualquier aumento de peso.
Mantenerse en forma es fundamental para el control del peso, pero además tiene gran impacto en la mejoría del estado de ánimo y la autoestima.
Realizar algún trabajo voluntario o remunerado, participar en cursos o talleres o retomar algún hobby ayuda al desarrollo de un sentimiento de satisfacción y mejora el bienestar general.
Contribuirá al control de todos los síntomas para que el paciente rehaga su vida y se incorpore a las actividades diarias con normalidad. Es importante que el paciente controle el estrés y evite las presiones externas.
El consumo de drogas como cannabis, cocaína, anfetaminas y alcohol en exceso ocasiona el empeoramiento de los síntomas, pues no solo desencadena el trastorno psicótico sino que interacciona con el tratamiento, empeorando el estado general y propiciando recaídas.
Una recaída puede implicar la necesidad de acudir al hospital, visitar urgencias y ser hospitalizado, además de un deterioro en la calidad de vida del paciente y la pérdida de su autonomía.
Dormir de 7 a 8 horas diarias por la noche. Evitar el consumo de cafeína, realizar ejercicio y disminuir las siestas durante el día. Si hay problemas con el sueño se debe consultar al especialista.