¿Qué es la rumiación y cómo evitarla?
Las personas que rumian tienden a dar vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez, sin encontrar una solución o una forma de avanzar.
¿Cuántas veces al día te das cuenta de que tienes los mismos pensamientos una y otra vez? Ya sea algo que hiciste ayer, algo que te salió mal, una situación que te preocupa. A este acto de darle vueltas a las cosas una y otra vez se le conoce como rumiación mental.
La rumiación es un patrón de pensamiento repetitivo y negativo que se enfoca en problemas, preocupaciones o errores del pasado. Las personas que rumian tienden a dar vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez, sin encontrar una solución o una forma de avanzar.
Este tipo de pensamiento puede ser muy perjudicial para la salud mental, ya que puede aumentar los niveles de estrés, ansiedad y depresión.
También puede afectar la calidad del sueño y la capacidad de concentración. Es importante aprender a reconocer la rumiación y trabajar en técnicas para interrumpirla y cambiar el patrón de pensamiento negativo.
Puede que sea algo positivo si se trata de reforzar algo bueno, pero cuando son cosas negativas con las que te quedas enganchado, en muchas ocasiones puede ser un disparador de estrés o ansiedad.
En el hinduismo se conoce como samskaras a aquellas impresiones que se generan en la mente y que literalmente crean conexiones en el cerebro que forman la personalidad poco a poco.
Hay un dicho que dice que el ocio es el peor enemigo, porque cuando estás con mucho tiempo de sobra empiezan los pensamientos sin sentido (el ir y venir de una idea a otra), que en muchas ocasiones no tienen razón de ser.
Puede que, en efecto, algo te haya salido mal, tengas una preocupación por algo o simplemente te sientas estresado. Tampoco se trata de minimizar la realidad, pero sí de hacer algo al respecto y no solamente quedarte en un bucle negativo.
Además, la rumiación puede convertirse en un hábito perjudicial que afecta la capacidad de la persona para disfrutar el momento presente y puede generar una sensación de desesperanza y falta de control sobre su vida. A menudo, las personas que rumian pueden sentirse atrapadas en sus pensamientos negativos y pueden tener dificultades para identificar y disfrutar de las cosas positivas que suceden a su alrededor.
La rumiación también puede tener consecuencias físicas. Las personas que rumian pueden experimentar dolores de cabeza, dolores musculares, problemas gastrointestinales y otros síntomas relacionados con el estrés crónico. Estos síntomas pueden empeorar si la rumiación no se controla y se convierte en un patrón habitual de pensamiento.
Lo importante de todo esto es que primero te des cuenta de cuáles son tus disparadores para que el estrés, la ansiedad y los pensamientos recurrentes comiencen. Antes que nada reconócelos, respétalos, y después decide qué harás al respecto sin entrar en un estado de frustración.
Afortunadamente, hay varias técnicas que pueden ayudar a interrumpir la rumiación. Estas técnicas incluyen la atención plena, la distracción, la resolución de problemas y la terapia cognitivo-conductual.
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En general, es importante reconocer que la rumiación es un patrón de pensamiento negativo que puede ser cambiado con práctica y esfuerzo consciente. Al aprender a interrumpir la rumiación y enfocarte en soluciones y perspectivas más positivas, puedes mejorar tu bienestar emocional y físico.