Esta es una de las preguntas más comunes en el mundo de la nutrición, y la respuesta es más simple de lo que imaginas. Aunque existen muchos mitos, los expertos coinciden en que el momento de comer fruta es, en la mayoría de los casos, irrelevante para la digestión y la absorción de nutrientes. La clave está en incluirla en tu dieta diaria, sin importar la hora.
A continuación, te explicamos por qué y qué excepciones debes considerar para aprovechar al máximo sus beneficios.
El estómago no trabaja en capas. Como un “saco” diseñado para mezclar y procesar todos los alimentos a la vez, no importa si la fruta llega antes o después. Sus vitaminas, minerales y fibra se digerirán de la misma forma, y sus nutrientes se mantendrán intactos.
El mito más extendido es que la fruta fermenta si se come de postre. Esto es falso. El potente ambiente ácido del estómago impide que los alimentos se fermenten. Si bien la fibra de la fruta, como la pectina, puede ralentizar ligeramente el proceso de vaciado gástrico, esto no causa problemas de digestión. Para más información, puedes consultar estudios sobre digestión de alimentos.
Aunque el proceso digestivo sea el mismo, elegir el momento para comer fruta puede ser estratégico para ciertos objetivos de salud:
Hay situaciones en las que el horario de consumo de fruta sí es crucial. La nutricionista y dietista Mónica Acha señala que:
En definitiva, no existe un momento perfecto para comer fruta. Lo más importante es que la conviertas en un hábito diario, adaptando su consumo a tu estilo de vida y a tus necesidades de salud. La fruta es un aliado indispensable que aporta grandes beneficios a tu organismo, sin importar si la comes antes o después.