Hay algunas con las que estamos muy familiarizados, o que escuchamos constantemente como la insulina, la oxitocina, la testosterona o el estradiol. Hay otras que son completamente desconocidas, sin embargo, todas son igualmente importantes.
En términos generales, las hormonas se encargan de mantener constante el medio interno regulando los procesos bioquímicos que se llevan a cabo en el organismo, pero es tal la diversidad de sus funciones que los científicos han aislado algunas sin haber podido averiguar todavía el papel que desempeñan.
Las funciones de las hormonas incluyen:
La hormona de crecimiento o somatotropina, secretada por la hipófisis, es responsable muchas veces a través de otras hormonas del desarrollo de los huesos, los músculos y diversos órganos.
Las hormonas formadas por las glándulas suprarrenales tienen a su cargo un cúmulo de funciones, entre otras mantener estable la presión sanguínea y ayudar al organismo a defenderse del estrés.
El glucagón producido por el páncreas eleva el nivel de azúcar en la sangre cuando se encuentra bajo; ésta es una función de gran importancia, sobre todo porque el cerebro se vería amenazado si le faltara su principal nutriente, que es la glucosa, durante el tiempo que pasamos sin comer.
La vasopresina de la hipófisis ayuda al organismo a conservar el agua (aparentemente también tiene algo que ver con la memoria y el aprendizaje). La razón por la cual la cerveza, el vino y los licores aumentan la frecuencia con que se orina es porque el alcohol reduce la secreción de vasopresina.
La hormona de las glándulas paratiroides (incrustadas en la tiroides) hace que aumente la cantidad de calcio en la sangre cuando se encuentra por debajo del nivel normal. Esto lo consigue inhibiendo la excreción de ese elemento, estimulando su absorción en el tracto digestivo y facilitando la extracción del que hay en los huesos porque entre ellos y la sangre se establece un continuo intercambio de calcio.
Si la dieta no aporta suficiente para reponer el que se extrae de los huesos, éstos se van debilitando y se fracturan espontáneamente; pero el calcio no sólo es indispensable para el esqueleto, también interviene en funciones vitales como la transmisión del impulso nervioso, la contracción muscular, la coagulación de la sangre y la secreción glandular.
Si la cantidad que hay en la sangre es alta, puede debilitar el tono muscular y favorecer la formación de cálculos renales; si es demasiado baja, llega a causar calambres, espasmos, convulsiones e incluso la muerte.
Para el filósofo francés René Descartes, la glándula pineal era el lugar donde entraban en contacto la mente y el cuerpo; para muchos antiguos pensadores era nada menos que el asiento del alma.
Aunque esta pequeña estructura cerebral que parece un piñón sigue siendo un misterio, los científicos aceptan que constituye una especie de reloj interno. Al parecer, reacciona indirectamente a la luz a través de la información que le proporcionan los ojos.
A medida que cae la noche, la glándula pineal se activa y comienza a segregar una hormona llamada melatonina; en cuanto amanece, la producción se detiene. Por eso en invierno, cuando las noches son largas, el nivel de melatonina es alto y en cambio en verano es bajo. Quizá a ella se deba el cambio de estado de ánimo estacional: la depresión invernal y la euforia de la primavera.
¿Aún recuerdas lo que enseñan en la escuela sobre las hormonas y sus efectos en el cuerpo?
Fuente: Los porqués del cuerpo humano
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