¿Qué hace que se coagule la sangre?
Cuando un vaso sanguíneo ha sido dañado o cortado y se produce una hemorragia, las plaquetas acuden rápidamente a contener el derrame, pero mueren al hacerlo. Estas células se adhieren a los bordes de...
Cuando un vaso sanguíneo ha sido dañado o cortado y se produce una hemorragia, las plaquetas acuden rápidamente a contener el derrame, pero mueren al hacerlo. Estas células se adhieren a los bordes de la herida, segregan una sustancia que estimula a otras plaquetas a participar en la empresa y se aglutinan formando un tapón que, si la lesión es pequeña, basta para cerrarla. Si la herida es más grave, las plaquetas desencadenan una serie de reacciones químicas que producen un coágulo con el que se obtura el orificio.
La sangre tiene más plaquetas (15 millones en cada gota) que glóbulos blancos, pero menos que eritrocitos. Su nombre deriva de la forma, ya que bajo el microscopio se ven como pequeñas placas redondas u ovales. Se forman en la médula ósea y tienen una vida media de 5 a 8 días.
Como lo saben muy bien todos los aficionados al montañismo, cuanto más alto se asciende, menor es la proporción de oxígeno disponible. Como la necesidad de oxígeno del cuerpo humano está estrechamente delimitada, cuando se encuentra en estas condiciones tiene que recurrir a mecanismos adaptativos internos muy especiales para poder cubrir sus requerimientos.
Cuando el nivel de oxígeno es bajo, los riñones, que registran la composición de la sangre que llega a ellos, aceleran la producción de una hormona llamada eritropoyetina (el hígado también secreta esta hormona).
Al llegar la eritropoyetina a la médula roja de los huesos, estimula la formación de glóbulos rojos. Si una persona permanece varias semanas a una altitud de 4 000 m o más, la producción de glóbulos rojos en su organismo puede aumentar hasta un 30 o un 40%.
Como la capacidad de la hemoglobina para combinarse con el oxígeno disminuye cuando la presión atmosférica baja, el aumento en el número de eritrocitos permite que la sangre pueda captar más oxígeno y cubrir así las necesidades del organismo.
Los glóbulos rojos o eritrocitos sirven como equipo de abasto llevando el oxigeno a todas las células y recogiendo el bióxido de carbono; en cambio, los glóbulos blancos o leucocitos constituyen un ejército que defiende al organismo de los invasores y recoge los escombros.
Hay cinco tipos de leucocitos que se despliegan estratégicamente: