¿Qué hacer si tu gato tiene problemas urinarios o renales?
Es muy difícil que un dueño se percate que su gato domesticado pueda estar enfermo y detectarlo cuando la enfermedad ya está muy desarrollada.
Los gatos son una especie que por instinto ocultan sus signos de debilidad para evitar llamar la atención de posibles depredadores, por lo que es muy difícil que un dueño se percate que su gato domesticado pueda estar enfermo y detectarlo cuando la enfermedad ya está muy desarrollada.
Por esta razón, es importante conocer los padecimientos a los que esta mascota puede estar expuesta, en casos mayoritarios los problemas urinarios o renales se presentan. Esto se debe a dos motivos: el primero es que el gato es de origen desértico, por lo que tiene muy poca ingesta de agua y el segundo es que se considera un problema geriátrico que actualmente presenta la especie desde hace años, dado el aumento de su esperanza de vida.
Si bien es cierto que tanto los problemas urinarios como renales, afectan las vías urinarias, es importante saber diferenciar entre cada una de ellas. El primero se centra en las vías urinarias bajas, uretra y vejiga, mientras que el segundo en las altas y por lo tanto afecta el riñón.
El problema urinario suele ser el más común, se debe principalmente a la formación de arenillas, que son diminutos restos solidificados que se alojan en la vejiga, las cuales al acumularse se vuelven piedras o cálculos que obstruyen la correcta eliminación de la orina. Las posibles manifestaciones de alerta son que la mascota presente dificultad al orinar, es decir que intente pero solo salgan gotitas o nada de orina, incontinencia, presentación de sangrado en la orina, acicalamiento excesivo en sus genitales o cambios en su comportamiento como mostrarse más agresivo.
Por otro lado, la insuficiencia renal, se debe a la pérdida del trabajo del riñón, lo cual produce que el gato no elimine las toxinas necesarias a través de la orina. Suele presentarse a partir de los 7 años de vida y puede darse por múltiples factores, ya sea por alguna enfermedad hereditaria como los riñones poliquísticos, tumores renales o como consecuencia de una infección bacteriana o viral así como por una medicación de forma inadecuada, por mencionar algunos ejemplos.
Este último padecimiento, se divide en 4 etapas o estadios, las dos primeras no muestran síntomas aparentes, solo se pueden detectar mediante exámenes veterinarios muy específicos, de ahí la importancia de hacer un chequeo médico semestral. Las etapas 3 y 4, ya manifiestan signos más evidentes de detectar como vómito, diarrea, fuerte olor a orina, pérdida de apetito y de peso, sobre todo en su masa muscular. Lamentablemente es una enfermedad imposible de curar, sin embargo, si se puede evitar que progrese de forma rápida mediante alimentación especializada.
Si bien las enfermedades y tratamientos en cada gato varían de acuerdo con su alimentación y estilo de vida, es importante que tomes algunas recomendaciones como medidas preventivas que te ayuden a reducir las probabilidades de que sufra alguno de estos padecimientos:
Es importante que seas consiente que los felinos son una especie propensa a estas enfermedades, sin embargo, está en nosotros como dueños ayudarlos a disminuir las probabilidades de riesgo. Aplica las recomendaciones mencionadas, no lo expongas automedicándolo o realizando algún remedio casero, mejor opta por realizar revisiones periódicas con un veterinario, quien podrá despejar cualquier duda que tengas sobre este tema o cualquier otro y brindarte asesoramiento especializado.