La medianoche del 31 de agosto de 1997, un Mercedes negro se estrelló contra un pilar de hormigón fuera del túnel Pont de l’Alma en París. El mundo lamentó la pérdida de la princesa Diana tras el accidente, pero es fácil olvidar que ella no fue la única víctima. El conductor Henri Paul y el novio de Diana, Dodi Fayed, también perdieron la vida esa noche. Solo un pasajero salió con vida: Trevor Rees-Jones, el guardaespaldas de Fayed.
En el asiento del pasajero delantero del automóvil, Rees (quien luego quitó a Jones de su nombre) tenía la protección de una bolsa de aire, aunque como los otros pasajeros, no llevaba el cinturón de seguridad. Aún así, no salió ileso.
Su rostro estaba destrozado más allá del reconocimiento, los huesos se convirtieron en polvo. Se necesitaron 150 piezas de titanio para reconstruir su rostro, y estuvo en coma durante diez días mientras los médicos trabajaban en esa cirugía, además de una muñeca rota y lesiones en el pecho. Fue un milagro que sobreviviera.
A raíz del accidente, comenzaron a surgir rumores y teorías de conspiración sobre por qué ocurrió el accidente y si podría haberse evitado, y Rees no fue inmune a las acusaciones.
Los críticos argumentaron que no debería haber dejado que un Paul supuestamente visiblemente borracho condujera; debería haber insistido en que Diana y Fayed usaran cinturones de seguridad; debería haberle dicho a Paul que redujera la velocidad.
El propio Rees tenía pocos recuerdos de los sucesos de la fatídica noche, ya que el traumatismo craneal le había causado amnesia. Mientras tanto, el padre de Fayed insistió en que Rees estaba mintiendo sobre la pérdida de memoria para evitar la culpa.
Dada la tensión con el padre de Fayed después del accidente, Rees dejó su trabajo con la familia un año después. Regresó al condado de Shropshire con su madre y su padrastro, trabajando en la tienda de ropa deportiva de un amigo.
Al principio, Rees se guardó los pocos recuerdos que tenía de la tragedia para sí mismo. Hasta el día de hoy, ha concedido pocas entrevistas, aunque publicó un libro en 2000, The Bodyguard’s Story: Diana, the Crash, and the Sole Survivor, dejando constancia de su lado de una vez por todas.
Uno de sus pocos recuerdos de esa noche fue la voz de una mujer (presumiblemente la de Diana) que gemía “Dodi”, aunque no podía decir con certeza si era un recuerdo real o falso.
La mayor parte del millón de libras esterlinas (1,5 millones de dólares) que ganó con el acuerdo del libro se destinó a honorarios legales por demandas dirigidas por el padre de Fayed. Sin embargo, en la investigación de 2008 sobre la muerte de Diana, se llegó a la conclusión de que Paul conducía ebrio y el exceso de velocidad, no las acciones de Rees, quien según la policía decía la verdad, eran los culpables del accidente.
Más tarde, Rees trabajó en Irak, donde vivía durante la investigación, pero según los informes, él y su esposa están ahora de regreso en Shropshire, donde trabaja como consultor de seguridad y juega al rugby con un equipo local.
Ahora ha vuelto a una vida tranquila, tal como él la quería.
Tomado de rd.com This Is What Happened to the Only Survivor of Princess Diana’s Car Accident
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