¿Qué pasó con el cuerpo del Che?
El cuerpo de Guevara desapareció y, durante casi tres décadas, el secreto de su paradero solo era conocido por un puñado de personas.
La verdad sobre lo que ocurrió con el cuerpo no surgió hasta 30 años después, y aun ahora algunos detalles permanecen en la oscuridad y rodeados de controversia.
Después de la muerte del Che, las Fuerzas Armadas bolivianas tuvieron que convencer al mundo de que habían matado al famoso guerrillero. Su cuerpo fue atado a la plataforma de aterrizaje de un helicóptero y llevado a la capital provincial, Vallegrande, donde fue exhibido en la lavandería del hospital local. Ahí quedó durante un día. Los curiosos visitantes pudieron desfilar por la habitación y ver al Che muerto, que yacía en una capilla ardiente, sin ceremonias.
Para demorar el deterioro, un médico inyectó formaldehído al cadáver. El químico tuvo el efecto de abrir los ojos del Che, lo que lo hacía parecer casi vivo. Al ver su larga cabellera y su barba, algunos pobladores locales vieron una similitud con imágenes del Cristo muerto, y comenzaron a escondidas a cortarle mechones de pelo para tener como recuerdo.
Mientras tanto, las autoridades bolivianas, temieron que una tumba marcada pudiera convertirse en un punto de reunión para la resistencia y decidieron negarles al Che y a sus hombres un entierro público. Sin embargo, las autoridades también necesitaban una prueba irrefutable de que el cadáver era el del Che.
La propuesta de cortarle la cabeza y conservarla se rechazó por ser demasiado bárbara. En cambio, resolvieron amputarle las manos, para que expertos de Buenos Aires pudieran hacer coincidir las huellas digitales con muestras conservadas en los archivos policiales de su patria, Argentina.
El resto del cuerpo fue enterrado secretamente esa noche en una tumba sin identificación, junto con seis de sus compañeros.
A un familiar que llegó para reclamar el cuerpo y darle sepultura le dijeron que lo habían cremado. La verdad surgió en 1997, cuando un equipo cubano ubicó una fosa común cerca de la pista de aterrizaje de Vallegrande. En ella había siete cuerpos, uno de ellos con las manos cortadas a la altura de las muñecas.
La investigación reveló que los dientes coincidían con un molde de yeso de la dentadura del Che conservado en La Habana. También se descubrió, en una chaqueta enterrada junto al cuerpo, una bolsa de tabaco. Se sabía que uno de sus captores le había dado una bolsa así antes de su muerte.
Los restos fueron declarados oficialmente como del Che y regresaron a Cuba con honores de Estado, para ser enterrados en un mausoleo construido con ese propósito. Aun así, hay preguntas que siguen sin respuesta. Por ejemplo, un agente de la CIA que había trabajado con los bolivianos insistía en que el Che había sido enterrado junto con solo dos guerrilleros más.
¿Podría esto apuntar a que los restos fueran de otra persona y no del Che? También hubo inconsistencias entre los restos hallados y el estado del cuerpo como se describió en una autopsia de 1967.
Así, los restos del Che Guevara son una reliquia incierta, un objeto algo dudoso de homenaje, como los huesos de muchos mártires cristianos en el pasado.
Extraído del libro: “Grandes Secretos de la Historia”, Selecciones Reader’s Digest (2013)