¿Qué profundidad tienen los océanos?
El menor de los océanos el Ártico es también el menos profundo; su fondo se halla a un promedio de 1 500 metros. Pero, como los demás, está surcado por cordilleras que separan profundas...
El menor de los océanos el Ártico es también el menos profundo; su fondo se halla a un promedio de 1 500 metros. Pero, como los demás, está surcado por cordilleras que separan profundas cuencas, una de las cuales mide 5450 metros de profundidad.
Le sigue en tamaño el océano indico; su profundidad media es de 3 900 metros, pero en la fosa de lava llega a los 7 725. El Atlántico es un poco más profundo, con un promedio de 4 200 metros y un máximo de 8 648 en la fosa de Puerto Rico, que constituye un gran abismo al norte de las Antillas.
El mayor de los océanos, el Pacífico, tiene una profundidad media de 4 200 metros, lo mismo que el Atlántico, pero sus vastas extensiones ocultan la sima más profunda que se conoce en la corteza terrestre: la fosa de las Marianas, honda depresión cercana a Guam, que llega a alcanzar los 11 033 metros, dos kilómetros más que la altura del monte Everest sobre el nivel del mar.
La cordillera submarina más conocida es la Dorsal Atlántica Central, que describe una amplia S hacia el sur a partir de Islandia. Pero no es más que parte de un vasto sistema de montañas interconectadas que se extiende cerca de 65000 kilómetros a través de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.
Todas estas dorsales oceánicas son cordilleras volcánicas formadas a la largo de los márgenes de placas adyacentes de la corteza terrestre, por los que fluye magma que añade nuevos materiales a los fondos marinos.
Otras cordilleras menores subdividen diversas cuencas oceánicas. También se encuentran esparcidos por el fondo de los océanos, especialmente en el Pacífico, algunos volcanes aislados, llamados montañas marinas, que llegan a alcanzar miles de metros de altura.
Otras montañas submarinas de tipo distinto, llamadas guyots, tienen cumbres planas como mesetas. Al parecer, sus picos fueron erosionados por las olas en una época en que estaban cerca de la superficie del mar. Las contracciones del fondo oceánico hundieron posteriormente aquellas cumbres a considerable distancia bajo el nivel del agua.
En el transcurso de los siglos, incontables barcos han naufragado y han sido sepultados por el mar, algunos de ellos repletos de preciosos cargamentos de plata, oro y piedras preciosas. Se han recuperado grandes tesoros de galeones españoles naufragados en su regreso a la metrópoli con riquezas de América, y, en 1981, un equipo de buceadores recuperó 5 083 kilogramos de lingotes de oro de un barco británico hundido durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero el mar contiene, además, muchos tesoros naturales. Gran parte de la producción mundial de petróleo y de gas natural procede de pozos marinos perforados en las plataformas continentales del golfo de México, del golfo Pérsico y de otros lugares.
También se extraen del agua del mar grandes cantidades de magnesio y otros minerales. Sin embargo, la mayor parte de las riquezas minerales marinas permanecen sin explotar.
Aunque cada kilómetro cúbico de agua de mar contiene toneladas de oro y de otros metales valiosos, así como minerales y sales, todavía no se han encontrado métodos económicos que permitan recuperarlos.
Extensas zonas del fondo oceánico están sembradas de grandes nódulos compuestos de manganeso, hierro y otros metales, pero tampoco en este caso han sido fructíferos los intentos de aprovechamiento. Las riquezas del mar son vastas, virtualmente vírgenes y aún quedan muchas por descubrir.