Concetta tiene “supervisión”, o tetracromatismo, una rara condición genética que le permite ver casi 100 millones de colores.
Para Concetta Antico, el cielo nocturno está lleno de zafiros y violetas; una rosa se tiñe de dorados y celestes; un camino de piedra es un arco iris de anaranjados, amarillos, verdes, azules y rojos pálidos. Concetta tiene “supervisión”, o tetracromatismo, una rara condición genética que le permite ver casi 100 millones de colores. Las personas con visión normal, en cambio, distinguen un millón.
Mientras que esta condición es relativamente común en animales (algunas especies de aves eligen pareja a partir de sutiles diferencias de color en las plumas, y algunos insectos ven las longitudes de onda de los colores que las flores reflejan), se calcula que sólo el uno por ciento de los seres humanos la presentan.
“Veo muchos matices de sombras y más colores bajo luz tenue”, afirma Concetta. “Si tú y yo vemos una hoja de árbol, yo percibo magenta en la orilla de ella, o turquesa en algunas partes donde tú sólo ves verde oscuro. Cuando la luz proyecta sombras en las paredes, veo violetas, lavandas y turquesas. Tú sólo ves grises”.
“Ella ve el mundo de manera distinta de como lo vemos nosotros”, dice la neuróloga Wendy Martin, quien ha estudiado el caso de Concetta. Cuando era niña y vivía en Australia, ésta sabía que tenía una visión excepcional. A los siete años pintó vívidas reproducciones al óleo de cuadros de Cézanne, Van Gogh y Monet. Ahora se gana la vida como pintora e instructora de arte en San Diego, California, adonde se mudó con su esposo, Jason Pizzinat, a mediados de los años 80. Los colores que ve en la flora y la fauna del sur de California conforman su vasta paleta.
Concetta se ofreció como voluntaria para estudios científicos, con el deseo de que éstos también conduzcan a una mejor comprensión del daltonismo, o ceguera al color, que afecta a su hija, de 12 años. El daltonismo tiene por causa la misma mutación genética que el tetracromatismo. “Quiero que todos se den cuenta de lo hermoso que es el mundo”, dice Concetta (ninguno de sus hijos varones presenta la mutación).
Aunque su experiencia visual es extraordinaria, ver el espectro completo le acarrea una desventaja: la sobrecarga sensorial. “Cuando despierto y miro por la ventana, lo hago sólo unos momentos porque no puedo dejar de ver todos los colores del exterior”, dijo a la BBC. “Veo todos los colores en el piso de madera cuando voy al baño, y distingo todos los de la pasta de dientes. En el comedor, la canasta de frutas es un estallido de colores”.
El supermercado es “una pesadilla”, prosigue Concetta. Todos los pasillos son “un bombardeo de colores”. Tal vez a causa de esto, dice que su color favorito es el blanco. “Es apacible y muy relajante para mis ojos”, expresa.