Cada temporada de fiestas, los fuegos artificiales llenan el cielo de luces… y miles de hogares de preocupación. Lo que para muchas personas representa celebración y alegría, para perros y gatos puede convertirse en una experiencia profundamente estresante. Lejos de ser una exageración, el miedo que sienten ante la pirotecnia tiene una base biológica y médica bien documentada.
Comprender qué ocurre en su cuerpo y en su mente es clave para tomar decisiones más responsables y proteger su bienestar.
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Fuegos artificiales: una reacción biológica, no un problema de conducta
El miedo que experimentan perros y gatos frente a los fuegos artificiales no es un mal comportamiento ni algo que puedan controlar. Se trata de una respuesta automática del organismo.
- Los perros pueden percibir sonidos hasta tres veces más intensos que los humanos.
- Los gatos detectan frecuencias aún más altas, imperceptibles para nosotros.
Cuando ocurre una explosión, su cerebro libera hormonas como cortisol y adrenalina, las mismas que se activan ante una amenaza real. El cuerpo entra en un estado de alerta máxima, como si estuviera en peligro inmediato. Por eso, la mayoría de los animales no “se acostumbra” a la pirotecnia, aunque la haya escuchado antes.
¿Qué sienten perros y gatos durante la pirotecnia?
El impacto va mucho más allá del susto inicial. Veterinarios de todo el mundo han documentado síntomas frecuentes como:
- Taquicardia
- Temblores
- Jadeo excesivo
- Salivación intensa
- Desorientación
En casos más severos, el estrés puede provocar crisis convulsivas, colapsos o agravamiento de enfermedades previas, especialmente en animales mayores o muy jóvenes.
- En perros, el miedo suele manifestarse con intentos de huida, ladridos constantes o conductas destructivas.
- En gatos, el estrés suele ser más silencioso: inmovilidad prolongada, esconderse o evitar el contacto.
En ambos casos, el sufrimiento es real y se acumula con cada evento ruidoso.
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No solo es ruido: luces, vibraciones y confusión
La pirotecnia no afecta únicamente al oído. Las luces repentinas y las vibraciones que recorren paredes y suelos intensifican la sensación de peligro. Para los animales, estos estímulos simultáneos dificultan encontrar un lugar seguro.
Uno de los riesgos más graves es el aumento de mascotas extraviadas durante celebraciones. El pánico puede llevarlas a huir sin rumbo, incluso exponiéndose a accidentes o situaciones mortales.
¿Cómo reducir el impacto de los fuegos artificiales en casa?
Aunque no siempre es posible evitar la pirotecnia, sí existen medidas respaldadas por la medicina veterinaria para reducir significativamente el estrés:
- Preparar un espacio interior tranquilo, sin ventanas y con objetos familiares
- Usar música suave o ruido ambiental para amortiguar las explosiones
- Sacar a los perros a pasear antes de que comiencen los ruidos fuertes
- Mantener puertas y ventanas bien cerradas
- Asegurarse de que tengan placa de identificación o microchip
En animales con antecedentes de ansiedad, el veterinario puede recomendar planes preventivos personalizados, que combinan manejo del entorno y, en algunos casos, apoyo terapéutico.
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iUn tema de bienestar animal, no de sensibilidad exagerada
La relación entre fuegos artificiales y mascotas no es un asunto menor. Se trata de un problema de bienestar animal con efectos físicos y emocionales comprobados. Cada explosión representa una situación de emergencia para perros y gatos, que no tienen forma de comprender lo que ocurre.
Entender este impacto es el primer paso para reducir su sufrimiento y repensar prácticas festivas que, sin intención, causan daño. La pregunta es inevitable:
¿qué cambios serían posibles si el bienestar animal también formara parte de la celebración?