Es decir, encontrar los súper poderes que tienen y que las hacen únicas. Teniendo como resultado:
Saben cuál es el remedio para hacerte sentir mejor, ya sea, un caldito de pollo, un té de manzanilla, vick vaporub o simplemente un fuerte abrazo.
Conocen el clima mejor que nadie. Tienen el don para saber cuándo hará frio y advertirnos que nos llevemos suéter y/o paraguas.
Tienen la energía para trabajar, ayudarnos con las tareas y mantener todo en orden. Usualmente son las primeras en levantarse y las últimas en dormirse.
Logran que aparezcan los objetos “perdidos”. No importa si es un calcetín o una hoja con algo importante escrito, saben dónde buscarla y encontrarla en cuestión de segundos, a pesar de que nosotros ya lo hayamos “buscado bien”.
Sin embargo, muchas veces estos súper poderes contribuyen y hacen un impacto positivo en los demás, no solo en nuestra familia.
Las súper mamás nos enseñan a ser altruistas, empáticos y a preocuparnos por nuestro entorno.
Nos impulsa a ver los pequeños detalles, por ejemplo, ayudar a los adultos mayores en tareas simples como subir una escalera o atravesar una calle.
Nos enseñan que el compartir no siempre depende del dinero, cuántas veces no hemos regalado ropa o algún juguete en buen estado a alguien que lo necesite.
Se preocupa por el mundo en el que viviremos cuando crezcamos. Nos enseñan a cuidar el planeta al separar la basura en su lugar o al regañarnos porque dejamos la llave del agua abierta mucho tiempo.
Felicidades a todas las mamás, gracias por impulsarnos a crecer y ser un gran ejemplo para nosotros día a día.