El diseño actual logró imponerse a muchas otras variantes.
La supervivencia de la pinza de ropa con sistema de muelle en la era moderna tiene una insólita historia de selección darwiniana. Entre 1852 y 1887, la oficina de patentes de Estados Unidos expidió 146 patentes de este adminículo. El primer diseño semejante a la pinza de ropa actual lo patentó en 1853 David M. Smith, un prolífico inventor que residía en Springfield, Vermont. Este hombre inventó también la
cerradura de combinación, un trinquete para torno mecánico y un muelle elevador para cajas de fósforos. Su “abrazadera de resorte para tendedero” consistía en un elegante “par de palancas” unidas por un muelle de tal manera que “las dos patas largas se puedan mover la una hacia la otra y al mismo tiempo las patas cortas se separen”.
Luego, en 1887, otro inventor de Vermont, Solon E. Moore, mejoró el diseño de Smith con una nueva patente. Su gran contribución fue el “fulcro [punto de apoyo] enrollado”, hecho con un alambre que unía las dos piezas de madera acanaladas en el centro de la pinza. La variante de Moore tenía la ventaja de ser resistente (mantenía la prenda de ropa bien asegurada a la cuerda del tendedero) y fácil de fabricar.
La mayoría de las demás variantes —entre ellas la voluminosa “pinza de ropa mejorada” de Edmund Krelwitz, consistente en “una tira continua de lámina” doblada en forma de U”— se perdieron para siempre.
Vermont fue el Valle del Silicio de la tecnología de las pinzas de ropa del siglo XIX, pero la historia previa del invento es más difícil de rastrear. “Es posible que los colonizadores británicos hayan concebido la idea”, dice Barbara Suit Janssen, conservadora del Museo Nacional de Historia Estadounidense. “Las primeras pinzas de ropa estaban hechas a mano, talladas en madera”.
La primera patente estadounidense de una pinza de ropa data de 1832. Pero el prototipo del inventor, Samuel Pryor, se perdió cuatro años después en un incendio que destruyó la oficina de patentes. No fue hasta finales de la década de 1840 cuando las pinzas se empezaron a fabricar en serie.
Los primeros diseños consistían en una pieza bifurcada de madera con una cabeza en el extremo. En la solicitud de patente de su pinza de dos piezas, David Smith explicó la ventaja de la abrazadera de resorte: “El viento no la puede desprender de la ropa, tal como ocurre con la pinza común, un serio inconveniente para las lavanderas”.
En esta era de las lavadoras y las secadoras, la supervivencia de las pinzas de ropa se puede atribuir en parte a que sirven para hacer artesanías (es muy fácil convertirlas en renos navideños). Pero la industria está en crisis, y muchos fabricantes estadounidenses de pinzas de ropa ya han cerrado sus negocios.
Barbara Janssen recuerda una exposición de pinzas de ropa de la que estuvo a cargo hace una década: “A un niño de unos siete años de edad que estaba viendo la exposición con su padre, lo oí decir: ‘Papá, ¿qué es una pinza de ropa?’”