El hígado graso no alcohólico se ha convertido en una de las enfermedades metabólicas más comunes del mundo. Hoy, una de cada cuatro personas la padece, y su avance preocupa a los especialistas por su estrecha relación con la diabetes tipo 2, la obesidad y la hipertensión.
La buena noticia es que, según los expertos, es reversible en la mayoría de los casos, siempre que se realicen cambios específicos en el estilo de vida.
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No existe, por ahora, un medicamento capaz de eliminar la grasa del hígado. Pero sí hay estrategias científicamente comprobadas que no solo reducen los depósitos de grasa hepática, sino que también mejoran la salud metabólica general.
Aquí te presentamos los cinco consejos clave para revertir el hígado graso y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
1. Cambios en la alimentación: el primer paso para sanar el hígado
La base del tratamiento es una dieta equilibrada, cercana al patrón mediterráneo. Según la hepatóloga Marta Cervera, del Clínic Barcelona, solo con una pérdida del 5% del peso corporal es posible reducir la grasa hepática, y con más del 10% puede revertirse.
Qué eliminar:
- Grasas saturadas: mantequilla, natas, embutidos y carnes rojas.
- Azúcares simples: galletas, miel, postres industriales.
- Bebidas azucaradas y jugos: la fructosa favorece la producción de grasa en el hígado.
Cervera lo resume así:
“Eliminar las bebidas azucaradas es un objetivo primordial”.
Qué priorizar:
- Verduras frescas
- Frutas enteras (2–3 piezas al día)
- Legumbres
- Proteína vegetal
- Pescado, carnes blancas y huevos
- Cereales integrales
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2. Organiza tus comidas con el método del plato
No solo importa lo que comemos, sino cómo lo distribuimos. La especialista recomienda:
- Cinco comidas al día
- Mayor aporte energético por la mañana
- Cena ligera para evitar acumulación de grasa mientras descansamos
Método del plato:
- ½ del plato: vegetales
- ¼ del plato: carbohidratos integrales
- ¼ del plato: proteínas (idealmente vegetales)
Para el postre, la sugerencia es optar por fruta fresca, yogur natural o un puñado pequeño de frutos secos.
3. Evitar alcohol, tabaco y bebidas energéticas
Si hay un punto no negociable, es este: nada de alcohol.
Además de aportar muchos azúcares, el alcohol es tóxico para un hígado que ya se encuentra dañado por el exceso de grasa. Cervera alerta:
“El alcohol añade toxicidad sobre un hígado ya dañado”.
También debes evitar:
- Tabaco
- Bebidas energéticas
- Bebidas alcohólicas de cualquier tipo
Hidratación ideal:
- Entre 1.5 y 2 litros de agua al día
- Evitar refrescos, jugos y bebidas deportivas
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4. Actividad física regular: el motor para recuperar tu metabolismo
El ejercicio acelera el metabolismo, reduce grasa corporal y mejora la sensibilidad a la insulina. Para revertir el hígado graso, la recomendación es:
- 3 a 4 veces por semana
- 20 a 40 minutos por sesión
- Combinar ejercicio aeróbico con entrenamiento de fuerza
Opciones ideales:
- Caminar a paso rápido
- Bicicleta
- Natación
- Correr
- Yoga o pilates
- Rutinas con mancuernas
Y según Cervera, debe haber un indicador clave:
“¡Que sudemos!”.
El ejercicio puede adaptarse a personas con movilidad reducida con planchas, ejercicios isométricos o trabajo con bandas elásticas.
5. Controla enfermedades asociadas: diabetes, hipertensión y colesterol
El hígado graso suele coexistir con otras condiciones metabólicas. Por eso, un tratamiento efectivo requiere vigilar:
- Glucosa
- Presión arterial
- Colesterol y triglicéridos
Un buen control de estas enfermedades no solo frena el avance del hígado graso, sino que aumenta las probabilidades de revertirlo.
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Conclusión: el cambio de hábitos es el tratamiento más poderoso
Revertir el hígado graso es posible y depende, en gran parte, de un estilo de vida más saludable.
La constancia es la clave: pequeños cambios sostenidos pueden mejorar no solo tu salud hepática, sino también prevenir diabetes, obesidad, hipertensión y enfermedades cardíacas.
Los especialistas coinciden: el hígado puede regenerarse y recuperarse… pero necesita que tú des el primer paso.
Con información de Infobae