Tres pescadores atrapan una sirena en el mar, y ella les propone concederle un deseo a cada uno a cambio de que la liberen.
—Me parece bien —contesta uno de los hombres, frotándose las manos—. Yo quiero que dupliques mi cociente intelectual.
Inmediatamente, el pescador se pone a declamar las obras completas de William Shakespeare sin cometer error alguno.
El segundo hombre le pide a la sirena que triplique su inteligencia. De pronto, empiezan a salir de su boca las ecuaciones matemáticas más complicadas imaginables.
Impresionado, el tercer pescador le pide a la sirena que quintuplique su cociente intelectual.
La sirena lo mira y pregunta:
—¿Estás seguro de que eso es lo que deseas?
—¡Absolutamente seguro! —responde el sujeto.
La sirena sonríe y, de manera instantánea, el tercer pescador se convierte en mujer.
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Llega un sujeto a un consultorio médico con una rana pegada al cráneo.
Mientras lo revisa, el doctor, sorprendido, le pregunta:
—¿Cómo fue que le salió eso?
—No lo sé. Empezó como una bolita en mi pie —contesta la rana.
Enviado por Ricardo Aguinaga, México
Una pizza está llorando en el cementerio. En eso llega otra pizza y, al verla tan afligida, le pregunta:
—¿Era familiar?
—No, era mediana —responde la primera pizza.
Enviado por María Meléndez, México
En la sala de maternidad de un hospital, un orgulloso padre toma fotos de su bebé recién nacido.
En ese momento una enfermera pasa por allí y le pregunta:
—¿Es su primer hijo?
—No, ya tengo cinco —contesta el sujeto—. ¡Pero ésta es mi primera cámara fotográfica!
Enviado por Tania Trauco, Perú
Entran dos alumnos de secundaria al salón de clases, y la maestra le pregunta a uno de ellos:
—¿Por qué llegas tarde?
—Es que soñé que viajaba por el mundo, conociendo muchos países, y no oí el despertador.
—¿Y tú? —le pregunta la profesora al otro estudiante.
—¡Yo fui a recibirlo al aeropuerto!
Enviado por Ángel Pantoja, México
Es curioso que sólo la gente equivocada sea siempre la que no está de acuerdo conmigo.
Elizasoul80
