La rosácea es una afección crónica y común de la piel que se manifiesta principalmente en el rostro. Provoca enrojecimiento persistente, aparición de granitos con o sin pus, y vasos sanguíneos dilatados que pueden notarse con facilidad. Aunque no tiene cura, puede controlarse con un tratamiento adecuado y buenos hábitos de cuidado personal.
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Según la Clínica Mayo, la rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel que suele afectar las mejillas, la nariz, la frente y el mentón. Los síntomas pueden presentarse durante semanas o meses y luego disminuir, lo que a veces dificulta su diagnóstico. Esta condición también puede confundirse con el acné, la dermatitis o incluso con reacciones alérgicas.
Aunque no se conoce una causa única, hay varios factores que podrían contribuir al desarrollo de esta enfermedad:
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Cada persona es distinta, pero algunos desencadenantes comunes incluyen:
Llevar un diario puede ayudarte a identificar tus desencadenantes personales.
No existe una cura definitiva, pero sí múltiples formas de mantener los síntomas bajo control y mejorar el aspecto de la piel:
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Si presentas síntomas en los ojos, como sequedad o irritación, consulta con un oftalmólogo. Es posible que necesites gotas lubricantes o antibióticos en crema. También puedes aplicar compresas tibias (no calientes) y limpiar los párpados con champú para bebés diluido.
La rosácea puede afectar la autoestima y la vida social, especialmente cuando los síntomas son visibles. Si te sientes ansioso o deprimido, busca apoyo profesional o grupos de ayuda. Hablar con otras personas que viven con esta condición puede marcar una gran diferencia.
El especialista principal en el tratamiento de la rosácea es el dermatólogo. También pueden intervenir:
Oftalmólogos, si hay síntomas oculares.
Tener una enfermedad crónica como la rosácea puede ser complicado y puede incrementar la posibilidad de sufrir ansiedad y depresión. Muchos individuos con rosácea, especialmente aquellos con cambios visibles en la piel, mencionan que esto restringe su vida social. Si experimenta problemas emocionales, busque la ayuda de un especialista en salud mental o únete a un grupo de apoyo que se reúna en persona o en línea.