Y el ganador es… Los estudios científicos más inverosímiles son reconocidos cada año con la concesión de los Premios Ig Nobel. ¿En qué estaban pensando esos locos? Pueden los humanos nadar más rápido en...
Y el ganador es…
Los estudios científicos más inverosímiles son reconocidos cada año con la concesión de los Premios Ig Nobel.
¿En qué estaban pensando esos locos?
Pueden los humanos nadar más rápido en el agua que en jarabe? ¿Cómo afecta la actividad cerebral de una langosta ver la película “La guerra de las galaxias”? ¿Pueden las ratas distinguir entre el japonés y el holandés hablados al revés?
No se trata de chistes malos, sino de estudios serios realizados por científicos e investigadores en todo el mundo. Los Premios Ig Nobel a las Investigaciones Insólitas son la celebración más puntual y jocosa de estos trabajos. A diferencia de los Premios Nobel, las categorías de los Ig Nobel son todo menos fijas, y la entrega de estos galardones, en la Universidad Harvard, es todo menos solemne: los ganadores son agasajados y verdaderos laureados, con el Nobel los felicitan.
Hemos elegido a algunos de los ganadores más interesantes de estos premios en sus 21 años de historia, primero para hacerte reír, y luego para que te preguntes: “¿En qué estaban pensando esos locos?”
Uno para ti y el otro para mí
Premio Ig Nobel de Salud
Pública, 2009
Las situaciones críticas reales en ocasiones dan origen a las innovaciones más estrafalarias. La doctora Elena Bodnar, de Chicago, empezó su carrera médica en Ucrania, donde participó en la evacuación y el tratamiento de los niños de Chernobyl. Esto y los atentados del 9/11 en Nueva York la inspiraron para diseñar un brasier que se convierte rápidamente en un par de cubrebocas capaces de filtrar las partículas nocivas suspendidas en el aire. El sostén, de color rojo y con volantes, se puede usar de la manera normal, sin los tirantes o entrecruzado, y lo hay en muchas tallas: de la 32B a la 44D.
Les entra por un oído… ¡y salen corriendo!
Premio de la Paz, 2006
La idea se le ocurrió al galés Howard Stapleton cuando su hija, entonces de 15 años, no se atrevía a entrar a una tienda de su barrio porque una pandilla de muchachos ebrios y drogados haraganeaba junto a la entrada. Stapleton recordó una visita que de niño hizo a una fábrica de pilas. Cuando entró a un cuarto donde se hacía soldadura ultrasónica, no pudo soportar el ruido; era un sonido que él podía percibir, pero los adultos no.
En eso se inspiró para crear el Mosquito. Se trata de una cajita de metal que emite un tono de alta frecuencia que irrita mucho a las personas que pueden oírlo, sobre todo a los adolescentes. Stapleton encendió el Mosquito fuera de la tienda donde se apostaba la pandilla, y los muchachos huyeron unos ocho minutos después.
Insectos fogosos
Premio de Biología, 2011
En 1981, dos entomólogos estaban haciendo trabajo de campo en Australia Occidental cuando de pronto advirtieron que en la orilla del camino ocurría algo extraño. “Vimos unas seis botellas de vidrio con escarabajos encima o trepando por un costado. Era claro que estaban intentando aparearse con ellas”, cuenta Darryl Gwynne.
En su informe, él y su colega, David Rentz, señalaron que los escarabajos se sentían atraídos sólo por las botellas de cerveza de cuello corto, de color ambarino oscuro y con la superficie ligeramente alveolada en la base, lo que la hace reflejar la luz como las alas de una “superhembra” de escarabajo joya.
Haciendo caso omiso de las hembras reales, los machos subían a las botellas y no se bajaban, ni ante el riesgo de morir bajo el sol candente o atacados por hormigas hambrientas: todo en nombre del amor.
Treinta años después, cuando estos dos científicos recibieron el premio Ig Nobel, Gwynne muy sonriente dijo: “¿Por qué se tardaron tanto?”
Extraído de Selecciones
¿Lo Sabías?
