¿Sabías que el calor puede aumentar tus antojos de azúcar? ¡Está es la razón!

El calentamiento global no solo afecta los ecosistemas o los océanos: también está cambiando nuestra manera de comer. Diversos estudios han comenzado a revelar una relación preocupante entre el cambio climático y el consumo de azúcar, un vínculo que podría tener serias consecuencias para la salud pública.

El planeta se calienta, y con él, nuestros antojos también. Un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change reveló que el aumento de temperaturas está impulsando el consumo de azúcar añadido en todo el mundo. A medida que los días se vuelven más calurosos, crece la demanda de refrescos, jugos y postres fríos, generando un nuevo desafío para la salud pública.

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Conoce cómo el cambio climático está afectando tu alimentación y qué puedes hacer al respecto.

 Más calor, más ganas de azúcar

Cuando sube el termómetro, también lo hace el deseo por algo dulce. Los investigadores analizaron millones de compras realizadas entre 2004 y 2019 y las compararon con datos climáticos —temperatura, humedad, lluvias y viento—. Los resultados mostraron que por cada grado de aumento en la temperatura promedio, el consumo de azúcar añadido crece 0.7 gramos por persona al día.

Si esta tendencia continúa, para 2095 el consumo podría aumentar hasta 3 gramos diarios por persona, lo que equivale a más de 100 millones de libras de azúcar extra cada año en comparación con hace 15 años.

El calor cambia lo que comemos y bebemos

Los picos de consumo se dan cuando las temperaturas oscilan entre 20 °C y 30 °C, especialmente en forma de bebidas azucaradas, helados y postres fríos. En contraste, los productos horneados como galletas o pasteles disminuyen su demanda durante los meses más cálidos.

¿Por qué? El cuerpo busca refrescarse y rehidratarse, y el cerebro asocia las bebidas frías, dulces y con gas con alivio inmediato. Sin embargo, ese alivio es pasajero: el exceso de azúcar puede aumentar el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón.

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 Un desafío global para la salud pública

El estudio liderado por el científico Pan He, de la Universidad de Carolina del Norte, advierte que el cambio climático está alterando silenciosamente nuestros hábitos alimentarios. A medida que las olas de calor se vuelven más frecuentes, el acceso a productos ultraprocesados se amplía, sobre todo en zonas urbanas.

“El aumento de las temperaturas influye directamente en lo que comemos y bebemos. No solemos pensar que nuestras elecciones alimentarias respondan al clima, pero este trabajo demuestra que sí”, explicó Pan He.

Cómo contrarrestar este efecto

Los expertos proponen una estrategia doble: nutrición saludable y adaptación climática. Es decir, aprender a refrescarte sin recurrir al azúcar.

Algunas alternativas:

  • Agua natural o mineral con rodajas de limón, pepino o menta.
  • Infusiones frías sin azúcar, como té verde o jamaica.
  • Frutas frescas congeladas, una forma natural y ligera de hidratarse.
  • Planificar tus comidas para evitar los antojos durante olas de calor.

También es importante promover políticas públicas que limiten la disponibilidad de bebidas azucaradas en eventos escolares y fomenten opciones más saludables en zonas de calor extremo.

 Cuidar el planeta también es cuidar tu cuerpo

El vínculo entre clima, alimentación y salud demuestra que el cambio climático no solo afecta al medio ambiente, sino también a nuestras decisiones diarias. En tiempos de calor intenso, buscar alivio no debería significar sacrificar tu salud.

Reducir el consumo de azúcar es una forma de protegerte a ti mismo y al planeta: menos productos ultraprocesados implican menos emisiones y un menor impacto ambiental.

El futuro del planeta —y de tu cuerpo— se decide también en lo que eliges comer y beber.

Conclusión

El cambio climático no solo derrite glaciares: también está derritiendo nuestra fuerza de voluntad ante el azúcar. Comprender este vínculo es el primer paso para adaptarnos de manera saludable.
Cada decisión cuenta: elige agua sobre refrescos, frutas sobre postres industrializados, y bienestar sobre antojos pasajeros.

 

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