Hoy damos por sentado que diciembre es tiempo de posadas, peregrinaciones, aguinaldos y celebraciones navideñas. Sin embargo, antes de la llegada de los españoles, los pueblos mexicas tenían su propia gran festividad de invierno: el Panquetzaliztli, un periodo ritual que coincidía con el solsticio y que ocupaba uno de los lugares más importantes en su calendario religioso.
Esta fiesta, dedicada al dios Huitzilopochtli, fue tan significativa que los conquistadores decidieron prohibirla y sustituirla con celebraciones católicas.
Pero ¿qué era exactamente el Panquetzaliztli y por qué resultaba tan importante?
¿Qué era el Panquetzaliztli?
El nombre Panquetzaliztli significa “levantamiento de banderas” en náhuatl. Era una celebración que duraba 20 días —del 6 al 26 de diciembre aproximadamente— y honraba a Huitzilopochtli, el dios de la guerra, el Sol naciente y protector de Tenochtitlán.
Para los mexicas, este periodo simbolizaba:
- el renacimiento de la luz
- la victoria del Sol sobre sus enemigos
- el inicio de un nuevo ciclo
En otras palabras, representaba un momento de renovación, muy similar a cómo otras culturas celebran el solsticio de invierno.
Las actividades principales del Panquetzaliztli
Durante esta festividad se realizaban diversos rituales comunitarios y litúrgicos:
1. Elaboración y colocación de banderas
Familias, guerreros y autoridades adornaban templos y casas con estandartes de papel y telas de colores, símbolo de ofrenda y devoción.
2. Representaciones rituales
Los pochtecas, comerciantes de alto rango, ofrecían cautivos para recrear los combates mitológicos de Huitzilopochtli contra sus enemigos. Estas escenificaciones eran vistas como una manera de mantener el equilibrio del mundo y asegurar la continuidad del Sol.
3. Sacrificios ceremoniales
Al finalizar las representaciones, se realizaban sacrificios en el Templo Mayor.
Según la tradición, estos actos simbolizaban la victoria de Huitzilopochtli sobre su hermana Coyolxauhqui y los cuatrocientos surianos, quienes intentaron destruirlo en el mito de su nacimiento.
4. La figura del Painal
Se elegía a un joven para representar a Painal, una manifestación juvenil de Huitzilopochtli.
Este muchacho recorría la ciudad llevando mensajes de prosperidad, protección y buenos augurios para el nuevo ciclo.
5. El “dios colibrí” de amaranto
Los mexicas elaboraban una figura ritual hecha de:
- semilla de amaranto
- miel de maguey
Representaba a Huitzilopochtli y se colocaba en el Templo Mayor.
Un sacerdote, vestido como Quetzalcóatl, lanzaba una flecha para “activar” el poder simbólico de la figura, que después era consumida por los participantes como parte del rito.
La prohibición española: del Panquetzaliztli a la Navidad
Tras la caída de Tenochtitlán en 1521, los conquistadores prohibieron el Panquetzaliztli por considerarlo una práctica pagana y “diabólica”.
Sin embargo, los pueblos originarios no renunciaron fácilmente a sus costumbres, por lo que los frailes optaron por adaptar parte de estos rituales a la fe católica.
Estrategias de sustitución religiosa:
- Se reemplazó a Coatlicue, madre de Huitzilopochtli, por la Virgen María.
- Se reinterpretaron símbolos solares y de renacimiento para alinearlos con la historia del nacimiento de Jesús.
- Las antiguas procesiones mexicas se transformaron en las misas de aguinaldo, que dieron origen a las posadas actuales.
Este proceso, llamado sincretismo, permitió que las comunidades indígenas mantuvieran parte de sus prácticas bajo una nueva capa religiosa.
Una transformación que también ocurrió en otras culturas
El cambio del Panquetzaliztli a la Navidad no fue único en México.
En Europa, muchas fiestas vinculadas al Sol —como Yule o Saturnalia— también fueron sustituidas por celebraciones cristianas.
Así, la Navidad se consolidó como una festividad universal que absorbió antiguas tradiciones de invierno alrededor del mundo.
Conclusión
El Panquetzaliztli fue mucho más que una celebración prehispánica: representaba la renovación del mundo y la fuerza del Sol, valores profundamente arraigados entre los mexicas.
Aunque la llegada del catolicismo transformó esta festividad, su espíritu sigue vivo en muchas prácticas actuales, desde las posadas hasta la manera en que celebramos diciembre como un tiempo de comunidad, luz y renacimiento.