¿Te has sorprendido alguna vez hablando contigo mismo? Aunque no sea intencionado, todos hablamos con nosotros mismos en algún momento. No es algo de lo que avergonzarse, sino algo de lo que estar orgulloso, ya que es una forma de ejercitar el cerebro.
Los niños suelen hablar en voz alta cuando juegan, por ejemplo, con sus muñecos. A partir de los 5-7 años, la verbalización se va interiorizando y el diálogo sucede hacia adentro.
Sin embargo, el cerebro actúa del mismo modo cuando se piensan palabras que cuando se habla en voz alta con uno mismo. Las regiones cerebrales que se activan cuando esto sucede son el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo y el lóbulo parietal.
Cuando una persona habla con otra, el cerebro se activa de manera diferente. Cuando habla uno mismo, se activan los centros auditivos del lado izquierdo, mientras que cuando se interpreta al interlocutor hay un cambio hacia el hemisferio derecho.
La investigación científica ha demostrado que hablar contigo mismo es una forma de ejercitar el cerebro de igual modo que cuando se mantiene una conversación con otra persona.
Los beneficios de hablar contigo mismo incluyen:
Cuando hablamos con nosotros mismos, estamos usando nuestro cerebro de varias maneras. Estamos usando nuestra memoria para recordar información, estamos usando nuestro razonamiento para resolver problemas y estamos usando nuestra creatividad para generar nuevas ideas.
Así que la próxima vez que te caches hablándote a ti mismo, no te preocupes y mejor disfruta de tu charla personal.
Con información de Huffingtonpost
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