¿Termina una relación y, casi sin transición, ya estás buscando otra? Este patrón, conocido en psicología clínica como “relaciones liana”, es un fenómeno emocional cada vez más frecuente. Como si te balancearas de una liana a otra en la selva, la dinámica consiste en pasar a una nueva pareja sin soltar del todo la anterior y sin procesar el duelo.
Los expertos advierten que esta urgencia por no soltar nunca a nadie no es amor, sino una estrategia de escape emocional que enmascara miedo, inseguridad y dependencia emocional.
Saltar para No sentir (El “vacío” post-ruptura)
El término “relaciones liana” se utiliza para describir a quienes no logran tolerar el “vacío” que deja una ruptura. La nueva pareja funciona como una vía de escape inmediato para evitar la soledad y el dolor emocional.
La popular, pero dañina, frase “un clavo saca otro clavo” resume esta actitud. Sin embargo, los psicólogos señalan que este mecanismo no sana el dolor; solo lo pospone, generando nuevas relaciones que inician con cargas no resueltas y expectativas poco realistas.
¿Cómo reconocer una “relación liana”?
Los especialistas proponen estas señales de alerta para identificar si esta dinámica está presente en tu vida o en la de alguien cercano:
- Transición nula: Comenzar una nueva relación muy poco tiempo después de haber terminado la anterior.
- Vacío inmediato: Sentir una urgencia inmediata por llenar el espacio dejado por la ruptura con otra persona.
- Compromiso rápido: Mostrar una prisa inusual por compromisos a largo plazo (convivir, conocer a la familia, etc.).
- Repetición de patrones: Encadenar vínculos intensos que se rompen rápidamente y que, sistemáticamente, dejan sensaciones de insatisfacción.
- Dependencia de identidad: No reconocerse ni sentirse valioso fuera del rol de pareja. La autoestima y el sentido de identidad dependen de “ser alguien de alguien”.
Las consecuencias de NO hacer duelo
La principal consecuencia de encadenar relaciones es la acumulación de dolor no procesado. Cuando el miedo y la tristeza no desaparecen, resurgen en la relación actual, lo que puede llevar a:
- Repetir Errores: Volver a caer en los mismos patrones dañinos de la relación anterior.
- Proyectar Inseguridades: Cargar a la nueva pareja con expectativas poco realistas y proyecciones emocionales sin resolver.
- Vínculos Tóxicos: Aceptar relaciones desiguales, inestables o dependientes solo por la necesidad de tener compañía constante.
- Debilitamiento de la Autonomía: La necesidad constante de validación externa debilita la capacidad de estar bien y tomar decisiones por sí mismo.
Sanar para vincularse mejor
Los expertos coinciden en que la clave para construir vínculos sanos es transformar la soledad en un espacio de crecimiento, no en un castigo.
Es vital respetar los tiempos del duelo, explorar el dolor de la pérdida, reordenar las prioridades y, lo más importante, reconectarse con uno mismo. El autoconocimiento y, si es necesario, la ayuda profesional, permiten romper ciclos de dependencia y construir relaciones futuras que sean conscientes y estables.
La premisa es simple: para poder estar bien con alguien, primero hay que poder estar bien solo.