La violencia doméstica puede darse de diferentes tipos: física, emocional, sexual o financiera. En la mayoría de los casos, los maltratadores son hombres.
Es normal tener desacuerdos de manera ocasional. Sin embargo, estos no deberían derivar sistemáticamente en una pelea a gritos.
Gritar demuestra una falta de respeto hacia la otra persona y constituye una forma de maltrato doméstico. No tienes por qué tolerar este tipo de comportamiento.
¿Tienes que pedir permiso para salir? Quizás ya te hayas acostumbrado a esperar gritos o insultos si lo pides en un “mal momento”. Y tienes temor de salir sin su permiso.
Esta es una señal de alarma que debes considerar.
El tono de tu pareja podrá parecer bastante inofensivo, y su actitud desdeñosa o su degradación constante podrían camuflarse como bromas. Sin embargo, el humor no es excusa para faltarles el respeto a los demás.
Tras el comportamiento abusivo de tu pareja, intentas razonar con ella. Quizás esto acabe siendo utilizado en tu contra; tal vez te diga que estás siendo una mala persona, que tus dichos son hirientes o que le generas un disgusto.
Este tipo de comportamiento está destinado a que dudes de ti. Intenta mantener las cosas en perspectiva.
Tienes el derecho de hacerle frente al maltrato y de hacerlo abiertamente, sin que ello te convierta en una mala persona.
Tras un episodio violento, tu pareja se disculpa y las cosas marchan a la perfección por un tiempo.
Vuelve a ser la persona que amas, y tus esperanzas se renuevan… hasta el próximo episodio.
Esto se conoce como el ciclo de la violencia, y es lo que permite que un maltratador conserve su poder: una pareja abusiva siempre intentará mantener el control al ofrecer cierta forma de disculpa y mejoría, como decir “Jamás volveré a hacerlo” o “Iré a terapia”.
Si brindas tu consentimiento para actos sexuales tan solo para evitar otra pelea, eres víctima de violencia sexual.
Esto podría adoptar diversas formas, como acoso, intimidación, chantaje, brutalidad, etc. Todo esto hará que te sientas como si estuvieses atrapada en una situación de la que no puedes salir.
No puedes rehusarte a decirle que no a tu pareja, si te invita a salir, te pide un favor o que realices otro tipo de demanda, no puedes decir que no.
Si te opones, las consecuencias inevitables serán gritos, enojo, chantaje o comentarios hirientes.
Esto no es normal, se trata de una forma de maltrato psicológico.
Tus gastos son controlados y gradualmente eres despojada de tu poder para tomar decisiones.
Cada gasto deriva en un interrogatorio. Te has vuelto dependiente de tu pareja en cuanto a las finanzas, lo que hace más difícil que te separes de ella.
El abuso financiero o económico es una forma de maltrato poco conocida, pero sumamente real.
Comienza con comentarios relacionados con tu vida social. Poco a poco, la soga comienza a apretarse y, antes de que te des cuenta, estás sola y aislada.
Este comportamiento es motivado por celos, y bajo ningún punto de vista es saludable. Al hacer esto, tu pareja daña tu autoestima y tu confianza, lo que provoca que dudes de ti misma.
Con este tipo de maltrato, las mujeres que son ayudadas llegan completamente solas, en parte porque quienes las rodean no les creen y en parte porque su pareja las ha aislado por completo.
Por ejemplo, podría decir que su comportamiento violento puede excusarse debido a que un poder superior le ha dictado cómo actuar.
Todas las formas de violencia y de maltrato son inaceptables, y el abusador es el único responsable por sus actos.
Tu pareja se rehúsa a hablarte o a mirarte, y te ignora por completo. Quizás creas, de manera errónea, que tus acciones han generado esta situación.
Estás siendo víctima de una forma de maltrato emocional, y no eres culpable. Los abusadores son muy buenos para hacerte sentir como si tu fueras culpable; este es un tipo de manipulación para obtener lo que quieren.
Si tu pareja te revisa el teléfono, controla cada uno de tus movimientos, revisa tu tarjeta de crédito y exige saber dónde estás en todo momento, no se trata de una situación normal.
Es probable que intente manipularte, alegando que no deberían guardarse secretos. Sin embargo, todos tienen derecho a mantener su vida privada.
Tu pareja ha normalizado el maltrato que ejerce sobre ti y tú acabas creyendo que la situación es normal. No estás experimentando ningún tipo de violencia física, por lo que no puede ser tan malo, ¿no es así? Esto no podría estar más alejado de la verdad.
Muchas mujeres que sufren maltrato psicológico o verbal aún creen que deben recibir un ataque físico para convertirse en víctimas de violencia doméstica.
No importa lo que digas, si estás con una pareja abusiva, jamás tendrás la última palabra. ‘Es tu culpa’, ‘eres demasiado sensible’.
Las parejas abusivas siempre se las ingenian para justificar su mal comportamiento, lo que hace que resulte imposible mantener una conversación racional, sin importar cuánto lo intentes.
Todo lo que te apasiona, lo que amas, lo que piensas y lo que dices es ridiculizado, pisoteado y destrozado. Así es cómo los abusadores mantienen el control.
Una pareja amorosa que desea que seas realmente feliz debería animarte y apoyarte en las cosas que te apasionan.
Si este no es el caso, no te cuestiones a ti mismo. Tu pareja es quien tiene el problema, no tú.
Al principio no le agradan esos pantalones o esa falda, ya que es una prenda que no te favorece. Dado que confías en tu pareja, le haces caso.
Poco a poco, el control comienza a agravarse, y pronto ya no gozas del “derecho” de vestir lo que deseas, por temor a dar lugar a una pelea.
En una relación saludable entre dos adultos maduros, deberías ser totalmente libre al momento de tomar tus propias decisiones.
Estás preocupada intentando evitar una pelea. Intentas acomodar todo en su lugar y que todo salga perfecto, con temor a hacer algo equivocado. A pesar de todos tus esfuerzos, tu pareja se enoja y grita ante lo más mínimo que le molesta.
No te culpes, por más que alcances la perfección absoluta, tu pareja encontrará algo con lo que enfadarse, porque la verdad es que sencillamente busca un pretexto para desatar su repugnante maltrato.
La violencia física es un delito y se refiere a puñetazos, bofetadas, empujones, quemaduras o cualquier otro tipo de agresión física. En los casos más graves, la violencia puede ser mortal.
Tu maltratador incluso podría querer convencerte de que el episodio violento fue, en realidad, un accidente. Eso no es cierto.
La agresión física no es la pérdida del control, sino la apropiación del control.
Tu pareja podría amenazar con suicidarse, con matarte a ti o incluso con quitarte a tus hijos.
Estas amenazas no deberían tomarse a la ligera y, si tu pareja pareciera estar actuando en consecuencia, deberías pedir ayuda de inmediato.
Fuente: MSN
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