¿Un ejemplo de señales? “A menudo recibo pacientes que no se quejan de acidez estomacal ni de reflujo, pero tienen muy desgastado el esmalte dental”, dice el doctor Evan Dellon, gastroenterólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte. Muchas de esas personas se sorprenden al enterarse de que tienen reflujo ácido. Mientras que las bebidas azucaradas desgastan los dientes delanteros, el ácido gástrico regurgitado tiende a disolver el esmalte de los dientes traseros.
Otros síntomas sutiles de reflujo ácido son dolor de garganta persistente, tos, sibilancias inexplicables o un frecuente mal sabor de boca. Si tu dentista o tú notan cualquiera de estas señales de alarma, consulta a un gastroenterólogo lo más pronto posible. Sin tratamiento, el reflujo no sólo conduce a la caries, sino que puede aumentar también el riesgo de contraer cáncer de esófago.
Esta afección, que puede aparecer en codos, rodillas, glúteos, espalda o cuero cabelludo, a veces se confunde con el eccema, pero podría tratarse de un problema más grave: la celiaquía, un trastorno autoinmunitario en el que la ingestión de gluten, aun en una cantidad mínima, provoca que el organismo ataque sus propios intestinos. Hasta 25 por ciento de los celiacos presentan esta erupción, conocida como dermatitis herpetiforme. Muchos de los pacientes no tienen síntomas digestivos.
Cuando un celiaco ingiere gluten, su organismo libera un anticuerpo conocido como inmunoglobina A (IgA), que ataca los intestinos; a veces la IgA también se acumula en los vasos capilares de la piel y provoca la erupción delatora.
A diferencia de las personas aquejadas de otras formas de celiaquía, las que padecen dermatitis herpetiforme no deben someterse a una biopsia endoscópica para obtener un diagnóstico definitivo. Un médico puede realizar una biopsia de la erupción y buscar anticuerpos que indiquen celiaquía.
La adopción de una dieta sin gluten normalmente alivia la erupción y protege al organismo de otros daños graves de largo plazo de la celiaquía, como la osteoporosis y el cáncer de intestino delgado.
Cerca de un tercio de quienes padecen la enfermedad de Crohn —un trastorno inflamatorio del tracto gastrointestinal— presentan una forma de ella que afecta sólo la zona anal.
Se manifiesta con llagas, úlceras o abultamientos carnosos que pueden confundirse con hemorroides. “Los pacientes aseguran que permanecer sentados les resulta muy molesto, como si estuvieran sentados sobre una canica”, señala el doctor David Rubin, director de gastroenterología del Centro Médico de la Universidad de Chicago.
Esta forma de la enfermedad de Crohn suele ser la más dolorosa y la que tiene el peor pronóstico, añade Rubin (si no se trata, el padecimiento puede conducir a una obstrucción intestinal, fisuras dolorosas e incluso cáncer de colon).
Si presentas unas hemorroides aparentes que no responden al tratamiento del médico general, el doctor Rubin te aconseja acudir cuanto antes a un gastroenterólogo para obtener otra opinión. Este especialista probablemente te pida que te hagas análisis de sangre para conocer el recuento de leucocitos, proteína C reactiva y otros indicadores que podrían revelar una enfermedad no diagnosticada.
Es probable que relaciones la enfermedad de Parkinson con temblores corporales, pero una señal de alerta temprana más reveladora es que la letra manuscrita de la persona se vuelve mucho más pequeña.
Un análisis de caligrafía identificó a pacientes en las primeras etapas de esta enfermedad con una exactitud de más de 97 por ciento, según un estudio israelí de 2013. “Les pido a los pacientes que escriban 10 veces una oración como ‘Hoy es un buen día’”, dice el doctor Michael S. Okun, director médico de la Fundación Nacional de Parkinson de Estados Unidos. “A medida que escriben la oración, su letra se va haciendo cada vez más pequeña y las palabras se amontonan”.
La enfermedad de Parkinson ocurre cuando las neuronas del cerebro se dañan o mueren, y dejan de elaborar dopamina, una sustancia que envía señales para producir movimientos; esto provoca rigidez muscular en manos y dedos, lo que afecta la escritura a mano. Otras dos señales de alarma tempranas del parkinsonismo son la pérdida de olfato —las personas dejan de percibir olores que hacen agua la boca— y los sueños intensos en los que el durmiente se agita en la cama y lanza patadas y puñetazos.
Si presentas cualquiera de los síntomas anteriores —y si duran más de dos semanas—, acude a un neurólogo. Cuanto más pronto se diagnostique la enfermedad de Parkinson y se controlen los síntomas, tanto mejor será tu calidad de vida.
En el caso de muchas personas, la depresión no se traduce en llanto ni en estar acostadas todo el día en un sofá. Más de la mitad de quienes la padecen manifiestan irritabilidad e ira; de hecho, estos síntomas se relacionan con una forma de depresión más grave y duradera, indica un estudio de 2013 de la Universidad de California en San Diego.
“Planteemos un caso típico: la persona X jamás se enojaba cuando conducía, pero ahora, si otro automovilista le cierra el paso, se enfurece tanto que toca el claxon frenéticamente”, dice el doctor Philip Muskin, profesor de psiquiatría en el Centro Médico de la Universidad de Columbia.
Las mujeres padecen depresión con mayor frecuencia que los hombres, pero éstos son más propensos a manifestarla a través de la irritabilidad y con arrebatos de ira, de acuerdo con un estudio de 2013 de la Universidad de Michigan.
Si constantemente le gruñes a tu pareja o la molestia más mínima te acelera el pulso —y estas reacciones han durado más de dos semanas—, hay una alta probabilidad de que la depresión sea la causa.
Muchos casos de depresión grave responden bien a una combinación de antidepresivos y terapia conductual cognitiva, un tratamiento de corto plazo que enseña habilidades para evitar los pensamientos o las acciones perjudiciales.
En un estudio británico publicado en abril pasado se observó que la terapia cognitiva basada en la atención plena, que ayuda a aumentar la conciencia de las espirales negativas, es tan eficaz como los medicamentos para prevenir la recurrencia de la depresión durante un periodo de dos años.
Investigadores de la Universidad de Alabama realizaron un estudio a 87 adultos mayores que tenían leves problemas de memoria, y observaron que 25 de ellos que presentaban indicios de Alzheimer mostraron una merma, al cabo de un año, en habilidades como el manejo de estados de cuenta bancarios y pago de cuentas.
“Solemos hacerles esta pregunta: ‘Suponga que fue a almorzar a un restaurante y la cuenta es de 60 dólares. ¿Cuánto es una propina del 15 por ciento?’”, dice Daniel Marson, director del Centro para la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Alabama en Birmingham. “Las personas que están en las primeras etapas del Alzheimer llegan a tardar uno o dos minutos en contestar: ‘Siete dólares’ (la respuesta correcta es nueve dólares). Si bien todos podemos tener un olvido ocasional, el hecho de que estos problemas persistan de modo regular constituye una señal de advertencia”.
A medida que avanza la enfermedad de Alzheimer, la corteza cerebral —que incluye regiones vinculadas con el pensamiento, la planificación y el recuerdo— se deteriora. Esto hace que lidiar con las cuentas y el dinero sea cada vez más complicado. Tener dificultad para realizar otras tareas cotidianas, como seguir una receta favorita o conducir a un sitio conocido, es otra señal de alarma temprana.
Son un síntoma bien conocido de la apnea del sueño, trastorno vinculado con un mayor riesgo de padecer cardiopatías; sin embargo, roncar al parecer cumple un papel más determinante en las enfermedades cardiovasculares de lo que los expertos suponían.
Un estudio de 2013 reveló que, incluso entre las personas que no presentan apnea del sueño, roncar se asocia con un engrosamiento de las arterias carótidas en el cuello; este daño es un precursor de apoplejía e infarto.
Roncar tiene una relación más estrecha con este daño en las paredes arteriales que fumar, tener niveles altos de colesterol en la sangre o presentar sobrepeso. ¿La razón? Roncar parece dañar las arterias carótidas, que suministran sangre al cerebro.
“Creemos que las arterias reaccionan a la vibración de los ronquidos, ya que están muy cerca de la garganta”, dice la autora del estudio, la doctora Kathleen Yaremchuk, directora del Departamento de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello del Hospital Henry Ford, en Detroit.
En un estudio australiano llevado a cabo en 2013, hombres mayores de 45 años que no padecían enfermedades cardiacas pero presentaban disfunción eréctil de moderada a grave, eran hasta 60 por ciento más propensos a ser hospitalizados por afecciones cardiacas en un periodo de cuatro años.
Las arterias que irrigan el pene son más pequeñas que las de otras partes del cuerpo, de manera que pueden obstruirse incluso antes de que el hombre presente otras señales de enfermedad cardiaca.
“Es un tema embarazoso. Muchos pacientes sólo quieren obtener una receta y evitar discutir el problema con su médico”, observa la doctora Nieca Goldberg, cardióloga de Nueva York. “Pero es muy importante que no descarten esa posibilidad y se hagan examinar en busca de cardiopatías”.
Si un hombre presenta otros factores de riesgo, como un historial familiar de enfermedades cardiacas, el médico podría recomendarle pruebas diagnósticas avanzadas, como un escáner de calcio coronario.
Un estudio preliminar de la Universidad de Florida reveló que las mismas bacterias que causan la gingivitis también propician las cardiopatías. Otra investigación indica que los adultos mayores con niveles altos de ciertas bacterias en la boca tienen arterias carótidas más gruesas, un precursor de apoplejía e infarto. “El vínculo tiene que ver con la reacción del organismo ante la inflamación”, dice Stuart Froum, director de investigación clínica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Nueva York.
Las limpiezas dentales frecuentes (cada tres a seis meses) por lo común controlan la gingivitis en etapa inicial. Recibir tratamiento para esta enfermedad se asoció con un menor número de hospitalizaciones entre personas que padecían un mal cardiaco o diabetes tipo 2, según un estudio de 2014 publicado en el American Journal of Preventive Medicine.
En la fase inicial de la diabetes tipo 2, el organismo se hace menos eficiente para descomponer los alimentos en glucosa y usarlos como fuente de energía. Debido a ello, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo, donde causa un daño silencioso pero significativo a los vasos sanguíneos y a los nervios, explica la doctora Ashita Gupta, endocrinóloga del Hospital Roosevelt Monte Sinaí de la Ciudad de Nueva York.
El organismo intenta deshacerse a toda costa del exceso de glucosa, y lo hace a través de la orina. En otras palabras, “la persona va al baño con mayor frecuencia, y produce mucha más orina”, añade la especialista. Es posible que te levantes varias veces en el transcurso de la noche para orinar, y como orinas mucho, es posible que te dé más sed.
Pregunta a tu médico si conviene que te hagas una prueba A1c (de hemoglobina glucosilada), la cual mide la concentración media de glucosa en la sangre en un lapso de tres meses (otras pruebas, como el análisis de glucosa sanguínea en ayunas, miden el nivel de glucosa que corresponde solamente al día en que se aplican). “Cuanto más pronto se diagnostique la diabetes tipo 2, tanto mayor la probabilidad de controlarla mediante cambios en el estilo de vida, como bajar de peso y hacer ejercicio”, concluye la doctora Gupta.
¿Se te olvidó el nombre de tu vecino mientras convivían en una parrillada? Quizá se debió al estrés o al cansancio, pero olvidar los nombres de las personas o las listas de compras podría indicar hipotiroidismo, o niveles bajos de la hormona tiroidea. “Mis pacientes se quejan de tener ‘más aletargado’ el cerebro. La falta de hormona tiroidea hace más lento todo”, explica la doctora Gupta.
“Les pregunto si se sienten cansados a pesar de haber dormido bien, esas son algunas señales. Si siguen somnolientos, podría ser señal de que tienen una disfunción hormonal, como una actividad baja de la tiroides”. Otros síntomas comunes son sensación permanente de frío, disminución de la libido y que la comida no sepa tan bien como antes.
Como estos síntomas suelen ser vagos y sin relación aparente, es fácil pasarlos por alto. Tan sólo en Estados Unidos, cerca de la mitad de los 30 millones de personas que padecen un trastorno tiroideo no están conscientes de ello, según un estudio de la Asociación Estadounidense de Endocrinólogos Clínicos. Pero si presentas alguno de los síntomas, vale la pena hacerte pruebas.
“Cuando los pacientes reciben un tratamiento con fármacos para la tiroides, les sorprende lo avispados que vuelven a sentirse”, añade la doctora Gupta. “Se dan cuenta de que sus lagunas de memoria y la dificultad para concentrarse no se debían tan sólo a la menopausia o al envejecimiento”.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
La salud neurológica es una preocupación creciente en todo el mundo, con un notable aumento…
El sueño es un proceso biológico fundamental para la salud física y mental. Cuando este…
Aunque puede ser difícil de describir, este síntoma suele ser la señal de que algo…
Un microbioma intestinal saludable podría ayudar a las personas con EII, pero ¿deberían los probióticos…
Aprende consejos prácticos y encuentra 15 ideas fáciles para mantenerte en el camino hacia una…
Esta web usa cookies.