Si respondiste que sí a esa pregunta, no te preocupes, pues ese sentimiento forma parte de la cultura mexicana sobre estas instituciones. El sentimiento de “abandono” que experimentan tanto padres como hijos les impide ver con claridad los beneficios que una casa de retiro tiene en las personas de la tercera edad.
¿Te has puesto a pensar por qué consideras inadecuada una casa de retiro para tu familiar? ¿Sabes cuáles son los servicios que ofrecen esos sitios? ¿Te has preguntado si tu familiar estaría mejor atendido en un lugar así? A lo mejor sí lo has hecho, pero enseguida te atormenta la culpa y dejas de lado la idea.
A continuación te explicaremos de dónde viene ese sentimiento de “culpa por el abandono” y los mejores consejos para eliminar de tu mente esa idea que posterga el bienestar y plenitud de tu padre, madre o familiar mayor.
Para la cultura mexicana en general, una casa de retiro es asociada directamente y de manera errónea con un ‘asilo’ que, a su vez, también es negativamente relacionado con un lugar en donde una persona mayor es llevada en contra de su voluntad y, en infinidad de ocasiones, para ser abandonada. Representa un sitio en donde no se atienden debidamente las necesidades de la persona de la tercera edad, y es sinónimo de abandono, descuido y, por supuesto, maltrato.
Este precedente ideológico se potencia por la cultura y la crianza de los mexicanos, en donde la familia debe ser un núcleo prioritario y en donde la unión familiar debe estar sobre cualquier variable, incluso, sobre los planes individuales, que no deben distar mucho de la raíz familiar.
Para ejemplificar con mejor esta idea, podemos poner sobre la mesa a los ‘baby boomers’, la generación nacida entre 1945 y 1965, y que hoy son un segmento importante de la población que se encuentra en la tercera edad.
Esa generación tuvo una tasa de natalidad impresionante, pues fue la generación posterior a la II Guerra Mundial, y lo que se buscaba socialmente, era procrear para resarcir un daño severo que había vivido la humanidad. No es difícil encontrar que en esa generación había familias con más de cinco hermanos y que, a su vez, tuvieron la misma cantidad de hijos.
Sin embargo, las nuevas dinámicas de vida actual exigen un cambio macroeconómico e ideológico sin precedentes. Por ejemplo, la esperanza de vida se ha extendido considerablemente, la economía y las expectativas personales impiden que las personas únicamente se dediquen a cuidar a sus padres y, para cerrar con broche de oro, según el Consejo Nacional de Población, la población adulta mayor en México se triplicará en el futuro, de 12.9 millones en el 2017, pasará a 32.4 millones de personas con más de 60 años para el 2050; lo que nos dice que el cuidado especializado en la vejez debe ser planificado con detenimiento y no sólo asumir que la responsabilidad la va a tomar un miembro de la familia.
En los patrones sociales en familias patriarcales o matriarcales en México normalmente perpetúan la convivencia y unión familiar, por lo que considerar una casa de retiro es sinónimo de una mala decisión y, sobre todo, de acciones que tendrán estragos, por el “maltrato” que sufrirá la persona mayor.
Cuando un familiar o tú mismo te conviertes en cuidador de tiempo completo (cuidador primario) de un familiar mayor por condiciones de vida inesperadas o cuestiones de enfermedad, y no tienes plena consciencia y voluntad, puedes desarrollar diversas emociones negativas que sólo te quitarán calidad de vida.
Ejemplos de esas emociones son el rencor, el enojo constante, la depresión y la agresividad pasiva. Además, nos enfrentamos a otro factor vital, que es la mala práctica y desconocimiento del cuidador informal (cuidador familiar).
Al no tener las bases técnicas, ni médicas, es normal que existan errores constantes, lesiones físicas que sufra tanto la persona mayor como el cuidador informal, además de una serie de acontecimientos trágicos que pueden terminar con la vida de alguna de las dos personas. Algunas familias se distribuyen por días el cuidado de la persona adulta, pero para todos es un constante aprendizaje empírico que los desgasta física, emocional y económicamente.
De acuerdo con el Dr. Francisco Javier Mesa, director médico de Belmont Village Senior Living México, cuando el cuidado se prolonga, el cuidador informal puede sufrir una entidad clínica llamada ‘síndrome de desgaste del cuidador’, que es un padecimiento parecido a la ansiedad.
El cuidador informal entra en un estado crítico de estrés y comienza a experimentar diversas particularidades negativas, por ejemplo:
Si has llegado hasta este punto es porque ahora eres más consciente de que hay una idea errónea sobre las casas de retiro y el daño que generarán en tu familiar. Sin embargo, es normal que aún no te sientas del todo seguro sobre cómo afrontar este gran paso que puede convertirse en un regalo para tu familiar mayor.
Invita a tu padre o madre y descubre en los pasillos de esas casas la alegría de vivir que tienen los residentes. Conozcan de cerca sus actividades diarias y vivan con ellos la plenitud que derrochan en cada conversación y momento de valor que generan.
Fuente: Belmont Village Senior Living México
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