Qué cosas: Los adultos se lo toman muy en serio
Los adultos a menudo piensan demasiado al contestar preguntas. Los adolescentes, en cambio, como muestran las siguientes respuestas...
Sin rodeos
Los adultos a menudo piensan demasiado al contestar preguntas. Los adolescentes, en cambio, como muestran las siguientes respuestas de exámenes, no suelen hacerlo.
P: Explica qué es el agua dura.
R: Hielo.
P: ¿Qué terminó al empezar 1986?
R: 1985.
P: Las primeras células estaban…
R: Solas.
P: ¿Cómo se convierten los centímetros en metros?
R: Quitando el “centi”.
Tomado de viralnova.com
El año pasado mi esposo y yo fuimos de vacaciones a Mallorca, y llegamos al hotel a primera hora de la mañana. Nos dirigimos al restaurante a desayunar, y un camarero nos asignó una mesa. Había cuatro sillas y dos apetitosos desayunos ya servidos, así que nos sentamos muy contentos a comer.
De pronto nos dimos cuenta de que dos hombres se acercaban a nuestra mesa, mirándonos con cara de pocos amigos. No nos habíamos percatado de que se trataba de un bufet. Esos hombres se habían levantado a servirse el desayuno, lo habían dejado sobre la mesa y luego habían ido por una taza de café. Al volver, nos encontraron a mi marido y a mí devorando sus platos. ¡Casi nos morimos de vergüenza!
Verona Russell, Reino Unido
Cierta vez mi hijo y yo estábamos haciendo fila en una cafetería fuera de la ciudad, esperando turno para pedir. Sobre el mostrador había un platón de manzanas y, junto a
él, un letrero que decía: “Tome sólo una. Dios está observando”.
Entonces el niño se fijó en otro platón repleto de apetitosas galletas de chocolate.
—Creo que voy a tomar dos de éstas, mamá —me dijo en voz baja—. Al fin que Dios está muy ocupado vigilando las manzanas.
Amelie George, Nueva Zelanda
Hace poco, al llegar a casa, encontré a mi esposo tumbado en el sofá, mirando aburrido a nuestro nuevo cachorro, que tomaba una siesta.
—Si quisiera ver un animal dormir todo el día, mejor hubiera comprado un gato —dijo en tono de queja.
—O podrías haber comprado un espejo —respondí con ironía.
Tracey Smith, Canadá
Asistí a una conferencia en la que un médico se dirigió a un auditorio numeroso, diciendo: “Los alimentos que hoy día llegan a nuestro estómago habrían matado a la mayoría de las personas aquí presentes hace muchos años. La carne roja está repleta de esteroides y colorantes; los refrescos corroen la mucosa gástrica; la comida china está llena de glutamato monosódico; las dietas ricas en grasas trans pueden ser letales, y nadie se percata del daño a largo plazo que causan los gérmenes del agua potable. Pero hay algo aún más peligroso, y la mayoría de nosotros ya lo ha ingerido o lo hará en algún momento de la vida. ¿Podría alguien decirme qué alimento provoca el mayor daño y sufrimiento durante años después de haberlo comido?”
Tras unos segundos de silencio, un hombre de unos 70 años de edad que estaba sentado en la primera fila alzó la mano y en voz baja dijo:
—¿El pastel de boda?
Robert Thompson, Reino Unido