En ‘BMC’, portal especializado en la publicación y difusión de investigaciones en torno a temas médicos y científicos, se publicó un artículo en el cual se reseña el caso de un hombre, de 77 años, que superó el covid-19 tras someterse a un tratamiento específico.
Indica el texto que, “aunque el hombre mejoró a la función respiratoria normal 21 días después de la admisión y el tratamiento con favipiravir 200 mg por día, durante 14 días, y dexametasona 6,6 mg por día, durante 5 días”, sufrió un cuadro de insomnio y ansiedad posterior que, entre otras cosas, le impedían permanecer estático en una determinada posición. No podía dormir dado que no se sentía cómodo acostado en la cama.
Semanas después de recibir el alta médica, y tras las primeras secuelas que le impedían el descanso, “comenzó a experimentar un malestar anal profundo e inquieto, aproximadamente a 10 centímetros de la región perineal”.
Los profesores Itaru Nakamura, Takao Itoi y Takeshi Inoue, quienes lideraron la investigación y el seguimiento al caso del paciente, indicaron que tras el análisis de las dificultades del hombre identificaron otras secuelas del malestar anal: “la necesidad de moverse era esencial, empeorando con el descanso, mejorando con el ejercicio y empeorando por la noche. La colonoscopia reveló hemorroides internas sin otras lesiones rectales. Los hallazgos neurológicos, incluidos el reflejo tendinoso profundo, la pérdida del perineo de la sensibilidad y la lesión de la médula espinal, no revelaron anomalías”.
La hipótesis principal del estudio plantea que el ‘Síndrome anal inquieto’ es un derivado o incluso un padecimiento similar al ‘Síndrome de piernas inquietas’ (SPI), lo que los profesores denominaron como “un trastorno neurológico y sensoriomotor común, pero muy poco diagnosticado”.
“Los síntomas característicos son la necesidad fundamental de moverse, que empeora con el reposo, mejora con el ejercicio y empeora al anochecer”, lo cual hace ver que hay una similitud entre un padecimiento y el otro, aunque los dos son igual de inusuales.
El hombre de 77 años, oriundo de Tokio, Japón, tuvo su cuadro de covid y lo superó después de un periodo en el Hospital de la universidad médica de la capital nipona.
Tras ello comenzaron las dificultades tras ciertas actividades particulares que, sin duda, trastocaron su intento de retorno a la cotidianidad.
El descubrimiento de este efecto ha sido una sorpresa para la comunidad médica y científica, ya que, al parecer, el virus también tiene la capacidad de afectar el sistema nervioso, provocando este tipo de padecimientos.
Según las estimaciones del hospital de la Universidad Médica de Tokio, donde surgió el primer caso del síndrome anal inquieto relacionado al Covid-19, este padecimiento podría afectar al 10 por ciento de los pacientes que se han contagiado de coronavirus.
Los síntomas relacionados al síndrome de ano inquieto son: molestias anales frecuentes, sensación extraña al estar en reposo, dolor, incapacidad de permanecer quieto debido a la necesidad de moverse.
Estas señales generalmente surgen al estar en reposo y desaparecen cuando se inicia alguna actividad. Para su diagnóstico se requiere de una colonoscopia para ver si existen hemorroides internas.
Información de El Tiempo
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