Todos hemos experimentado alguna vez la sensación de ser más torpes de lo normal cuando pensamos demasiado en cómo hacer algo. Por ejemplo, “¿estamos usando bien los pedales de la bicicleta?” o “¿habré cerrado bien la puerta de casa al salir?”
¿Pero por qué ocurre esto? ¿Por qué nos volvemos más torpes si pensamos mucho en cómo hacer algo?
Existe un concepto psicológico que trata de explicar este fenómeno, conocido como el síndrome del ciempiés. Los orígenes de esta idea se remontan a un viejo poema del siglo XIX.
El dilema del ciempiés es un poema corto que relata la historia de un ciempiés que, al ser preguntado por el orden en que movía sus patas para caminar, se derrumbó por no saber cómo continuar caminando. El poema se atribuye a la autora Katherine Craster, pero su origen exacto es desconocido.
Este dilema ha sido interpretado de diversas maneras. Algunos lo ven como una simple anécdota humorística, mientras que otros lo consideran una metáfora de la naturaleza de la mente humana.
Con el paso de los años, el dilema del ciempiés llamó la atención de los psicólogos y filósofos. En 1923, el psicólogo y filósofo inglés George Humphrey se inspiró en el poema para elaborar lo que sería conocido como “la ley de Humphrey”.
Esta ley establece que la atención consciente a una tarea que ya tenemos automatizada puede afectar negativamente a su resultado.
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Humphrey creía que la mente humana se desarrolla a través de la interacción con el entorno. Según él, las conductas y los aprendizajes basados en estímulos continuados se vuelven automáticos con el tiempo, de modo que no requieren atención consciente para ser realizados.
Sin embargo, el dilema del ciempiés sigue siendo una historia popular que se utiliza a menudo para ilustrar el concepto de “efecto de atención”.
Es un fenómeno psicológico que se produce cuando la atención consciente se dirige a una tarea que normalmente se realiza de forma automática. Esto puede provocar una interrupción de la tarea y un deterioro del rendimiento.
El síndrome del ciempiés es un ejemplo extremo de cómo la atención consciente puede afectar negativamente a una tarea que ya hemos automatizado.
Este fenómeno se puede observar en muchas otras situaciones cotidianas, como la conducción, la escritura o el habla.
Por ejemplo, es posible que te hayas dado cuenta de que te cuesta más conducir si te concentras en el movimiento de los pedales o el volante. O que te cueste más escribir con la mano izquierda si te concentras en el movimiento de tus dedos.
La respuesta se encuentra en la forma en que funciona nuestro cerebro. Cuando aprendemos a hacer algo nuevo, nuestro cerebro crea una red neuronal que nos permite hacerlo de forma automática. Esta red neuronal se basa en la repetición y la práctica. A medida que repetimos una tarea, nuestra red neuronal se fortalece y nos permite realizarla de forma más eficiente y sin esfuerzo.
Sin embargo, cuando pensamos demasiado en cómo hacer algo, estamos interrumpiendo el proceso automático. Estamos poniendo a nuestro cerebro en modo de pensamiento consciente, que es mucho menos eficiente que el modo automático.
La ley de Humphrey y el síndrome del ciempiés nos recuerdan que la mente humana es un sistema complejo que no siempre funciona de forma lógica.
Por lo tanto, la próxima vez que te enfrentes a una tarea que ya hayas automatizado, es mejor que dejes que tu mente inconsciente se encargue de ella.
Con información de Alimente
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