Salud

Síntomas: dolor de pecho, fiebre y fatiga

  • La paciente: Angeline, asistente administrativa de 32 años
  • Los síntomas: Dolor de pecho, fiebre y fatiga
  • Doctora: Anne McCarthy, presidenta del Comité Consultor sobre Medicina Tropical y Viajes de Canadá, y profesora en la Universidad de Ottawa.

El médico observó que tenía los ganglios linfáticos inflamados y que había perdido algo de peso, así que decidió enviarla al Hospital de Ottawa para que le hicieran una tomografía cerebral y una biopsia; esto condujo a un diagnóstico: linfoma no de Hodgkin.

Las diminutas larvas de este gusano se transmiten a las personas por contacto directo con suelo contaminado. Pueden penetrar la piel intacta.

Esta enfermedad es el quinto tipo de cáncer que se diagnostica más a menudo a los adultos canadienses, pero tiene un buen pronóstico si se detecta en una etapa inicial, sobre todo cuando el paciente tiene menos de 60 años.

Angeline recibió medicación para fortalecer el sistema inmunitario, quimioterapia para combatir las células cancerosas y esteroides para reforzar el tratamiento.

Una semana después, se sentía cansada y con náuseas, y su conteo de glóbulos blancos había bajado mucho. Aunque podrían ser efectos secundarios de la quimioterapia, eran inusualmente acentuados.

A los pocos días le dio un acceso de fiebre alta y le costaba respirar. El ingreso de bacterias en la sangre le había causado una infección pulmonar y abdominal.

Angeline ingresó a terapia intensiva y recibió antibióticos, pero no le hicieron efecto. Su respiración empeoró, así que la conectaron a un respirador.

Fue entonces cuando llamaron a la doctora Anne McCarthy. Esta especialista en enfermedades infecciosas halló vestigios de una erupción cutánea en el vientre de Angeline.

Cuando supo que ésta se había criado en Haití y que había emigrado a Canadá hacía ocho años, de inmediato le vino a la cabeza un nombre: estrongiloidiasis.

La estrongiloidiasis es una enfermedad causada por un nematodo parásito común en el sureste de Asia, Sudáfrica y el Caribe. Las diminutas larvas de este gusano se transmiten a las personas por contacto directo con suelo contaminado.

Pueden penetrar la piel intacta (a menudo a través de los pies descalzos) y alojarse en el intestino delgado, donde ponen sus huevecillos.

En el caso de Angeline, la infección abdominal fue una pista: puede aparecer en pacientes que padecen estrongiloidiasis. McCarthy cuenta que cuando examinó una muestra de heces de la paciente encontró “larvas por todas partes”.

“Puedes tenerla en el cuerpo sin que te ocasione casi ningún daño, hasta que de repente gana ventaja”.

Debido a la ausencia de síntomas evidentes, las personas pueden pasar años sin saber que están infectadas con el parásito. Angeline había tenido molestias gastrointestinales leves de vez en cuando, pero, aparte del reciente diagnóstico de cáncer, se encontraba bien… hasta que le suministraron esteroides. “La estrongiloidiasis es una enfermedad latente”, explica McCarthy.

“Puedes tenerla en el cuerpo sin que te ocasione casi ningún daño, hasta que de repente gana ventaja”. Los médicos no saben con certeza por qué, pero los esteroides estimulan al parásito a reproducirse con mayor rapidez.

Esos fármacos habían acelerado la propagación del parásito por el cuerpo de Angeline, condición conocida como estrongiloidiasis diseminada, que es letal en 50 a 90 por ciento de los casos.

Por desgracia para la paciente, en Canadá lleva tiempo recibir tratamiento porque los dos fármacos que combaten la enfermedad (albendazol e ivermectina) no están autorizados en ese país.

McCarthy tuvo que solicitar un permiso especial ante las autoridades sanitarias para adquirirlos en Estados Unidos.

Aunque Angeline permaneció en terapia intensiva casi un mes, recibió los fármacos y se recuperó completamente. Entonces pudo reanudar el tratamiento para el linfoma no de Hodgkin.

Como la mayoría de la gente, Angeline no imaginaba que podía estar en riesgo de tener estrongiloidiasis. Incluso los médicos a menudo saben muy poco acerca del parásito que la causa.

McCarthy, presidenta de un comité consultor que está redactando las normas de tratamiento de este mal, exhorta a los médicos a hacer algunas preguntas a los pacientes durante las consultas:

¿Dónde nació usted? ¿Dónde ha vivido? ¿Ha pasado seis meses o más viajando o residiendo en el extranjero? “Hay tratamiento para la estrongiloidiasis, y quienes la contraen pueden sobrevivir a ella”, dice McCarthy. “Sólo tenemos que hacer las preguntas correctas desde el principio”.

Staff

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