La privacidad digital se ha convertido en una preocupación cotidiana. En un mundo donde los teléfonos almacenan conversaciones, documentos, imágenes y hasta nuestra ubicación minuto a minuto, cualquier vulneración puede tener consecuencias graves. Por eso, una medida tan simple como cubrir la cámara del celular está cobrando relevancia entre especialistas en ciberseguridad.
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Lo que hace unos años parecía una exageración, hoy se considera una práctica de autoprotección. No solo figuras públicas como Mark Zuckerberg o el exdirector del FBI James Comey lo hacen; cada vez más usuarios recurren a esta barrera física para evitar que un software espía capture imágenes sin autorización.
¿Por qué tapar la cámara es una buena idea?
Firmas de seguridad como AVG y Kaspersky han documentado que los programas espía —conocidos como stalkerware o spyware— pueden activar la cámara de un dispositivo sin mostrar ninguna notificación. Esto ocurre cuando el teléfono se infecta por:
- Descargar aplicaciones no oficiales
- Abrir enlaces maliciosos
- Prestar el dispositivo y permitir acceso físico
- Instalar apps que abusan de permisos sensibles
Una vez dentro, estos programas pueden grabar video, tomar fotos e incluso transmitir lo que ven en tiempo real, sin que el usuario lo note.
Tapar la cámara, por básico que parezca, bloquea físicamente cualquier intento de acceso visual.
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Qué tanto protege realmente
Los expertos coinciden en que cubrir la cámara no soluciona el problema de fondo —la infección del dispositivo—, pero sí evita las consecuencias más delicadas: las grabaciones no autorizadas. Por eso, se considera una medida complementaria, no un reemplazo de prácticas esenciales como:
- Revisar permisos de las aplicaciones
- Mantener el sistema operativo actualizado
- Usar contraseñas robustas
- Activar la verificación en dos pasos
Cómo detectar si estás siendo vigilado
La presencia de software espía suele manifestarse a través de señales sutiles:
- Reducción inexplicable de la batería
- Aumento del consumo de datos
- Calentamiento del equipo sin uso intensivo
- Aparición de aplicaciones desconocidas
- Lentitud general del sistema
Además, conviene revisar qué apps tienen acceso a cámara, micrófono, ubicación y mensajes. Si alguna muestra permisos que no corresponden a su función, puede tratarse de una amenaza.
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Qué hacer si sospechas de espionaje
- Realiza un escaneo con un antivirus reconocido.
Estas aplicaciones detectan amenazas y, en muchos casos, ofrecen monitoreo continuo.
- Restringe los permisos sensibles.
- Restablece el teléfono a su configuración de fábrica si el problema persiste.
Esta acción borra cualquier software malicioso, aunque requiere respaldar los archivos personales.
- Cambia todas tus contraseñas tras la restauración.
- Evita reinstalar apps de origen dudoso.
Entonces… ¿sí sirve tapar la cámara?
Sí. No es la solución completa, pero es una defensa útil dentro de una estrategia más amplia. Un pedazo de cinta puede impedir que un atacante obtenga imágenes tuyas, aun si el sistema fue comprometido.
En un entorno digital lleno de amenazas silenciosas, toda capa de protección cuenta.