Aunque los regalos, las luces, las reuniones con amigos entrañables y los brindis en la oficina son motivo de felicidad, para infinidad de personas tantas actividades les ocasionan estrés y preocupación.
Hay quienes se abruman ante el exceso de estímulos que pueden representar estas fechas, explica Adriana Ortiz Barraza, miembro de la Sociedad Psicoanalítica Mexicana.
Pero el agobio no solo es por el exceso de compromiso sociales. El fin de año representa un periodo evaluaciones y de la visibilización de las pérdidas que se tuvieron durante al año.
El ámbito laboral, por ejemplo, puede volverse muy estresante en esta época. Evaluación de objetivos, mayor carga de trabajo o despidos de personal son frecuentes. “Tantos movimientos ocasionan incertidumbre, la gente teme recibir el nuevo año sin empleo” puntualiza la psicoanalista.
En el área familiar también hay presiones. “Diciembre visibiliza más las pérdidas, y no solo se trata de muertes, que evidentemente es la pérdida más grande, también están las pérdidas materiales como sucedió en el último sismo del 19 de septiembre en México” precisa la psicoanalista.
Este fin de año no es como otros, pues infinidad de familias no tienen un hogar al que volver. “Este 2017 es particular por las pérdidas colectivas”.
Lo primero que debemos pensar es que hubo una catástrofe y aún estamos en duelo, así que es importante ponderar la importancia de estar vivos y de entender que algunas personas aún están viviendo un duelo.
Es momento de poner en su lugar las cuestiones materiales. “Lo material se recupera, tal vez cueste mucho trabajo pero se puede, y lo más importante es la familia, no el dinero ni el consumismo, esa es una de las grandes lecciones que debemos valorar, la esencia de las personas a nuestro alrededor”.
Otra cuestión fundamental si quieres ayudar a un amigo o ser querido que lo haya perdido todo en el sismo es no sentir culpa por sus circunstancias. “Ese sentimiento de culpa podría ocasionar que la persona piense que actuamos desde la lástima, lo que la haría sentirse muy mal” precisa Adriana Ortiz.
Otra manera de construir una época navideña relajada es ordenando tus prioridades. “Si tuviste pérdidas económicas olvídate de lo superfluo. No tienes que estrenar, ni entrarle al intercambio ni viajar a la playa; esos gastos no son una prioridad”. La especialista recuerda que hay otros once meses, que no tenemos que hacer todo en diciembre. En febrero, por ejemplo, las vacaciones te saldrían más económicas.
Tengo que ir a la reunión, tengo que comprar el regalo, tengo que cocinar la cena. ¡Cuántas veces no escuchamos ese mantra en diciembre! Pues para relajarte debes olvidarte de las obligaciones. Ve a donde disfrutes ir y di que no a lo que no puedes o no quieres pagar (como los intercambios).
“Tienes que poner límites, y para ellos debes empezar evaluando tus posibilidades y tus necesidades; si no quiero ver a ese familiar y pasármela mal se vale decir que no a la reunión”.
Esta parte también está relacionada con aprender a decir que no. Traza un plan según tus prioridades y así podrás organizar de mejor manera tu día a día en un mes tan caótico como diciembre.
Además del exceso de estímulos, existen factores climáticos que influyen en nuestro estado de ánimo. La menor luz solar afecta la producción de serotonina (relacionada con el placer y la libido sexual) y melatonina (relacionada con el sueño), neurotransmisores que al producirse en menor cantidad ocasionan somnolencia, tristeza y mal ánimo.
Esa conjunción de variables, —que están relacionadas con nuestros relojes biológicos—, desencadenan el trastorno afectivo estacional. “Biológicamente la disminución de la luz solar nos afecta como seres vivos”.
En diciembre también se revaloran los proyectos de vida y se analizan las pérdidas, los divorcios, las peleas con amigos, los cambios laborales. Esas reflexiones, aunadas a aspectos económicos y la presión de la convivencia familiar, ocasionan que las personas con tendencias depresivas se sientan peor aún, lo que en ocasiones puede terminar en suicidio.
“Esta temporada es un terreno fértil para esos asuntos, todo sale a flote con más facilidad” explica Adriana Ortiz Barraza.
Si te deprimes moderadamente acércate a la fototerapia, —o los baños de sol como decían las abuelitas—, pues así activarás endorfinas y te sentirás mejor. “La luz del sol engaña un poco al cerebro para que crea que está en otra estación”.
Si tú o alguno de tus familiares o amigos constantemente llora, el dolor por la pérdida no ha disminuido aunque ha pasado el tiempo, o coloca en la mesa los platos de la persona que ya no está, entonces hay que acudir a un especialista, pues hay un problema.
Si quieres contactar a Adriana Ortiz Barraza, localízala en Twitter en la cuenta @adryortiz5.
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