Najin es uno de los dos últimos rinocerontes blancos del norte que quedan en el planeta. Vive en África y las 24 horas del día está protegido por un militar armado para evitar que los cazadores furtivos le disparen con el fin de quitarle los cuernos. El militar se llama Zachary Mutai, a quien Najin lo considera de su familia, y tiene la esperanza de que la especie no se extinga, pero los números son dramáticos: de los 2.000 rinocerontes blancos del norte que había en 1960, sólo quedan dos.
La población de este mamífero se ha ido reduciendo dramáticamente. A comienzos de los 90 ya solo quedaban 25. Años más tarde hubo una pequeña repoblación, sin embargo el punto de inflexión fue en 2018, cuando murió el último rinoceronte macho de esta especie. Hoy solo quedan vivas dos hembras, lo que complica mucho su reproducción.
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El rinoceronte blanco es una especie de mamífero perisodáctilo de la familia Rhinocerotidae. Es la mayor de las cinco especies de rinocerontes que existen, el cuarto animal terrestre más grande y el cuarto mamífero terrestre más pesado después de las tres especies de elefantes.
La caza furtiva de rinocerontes, impulsada por la demanda de los cuernos de estos animales, que en culturas del sudeste de Asia y China es considerado afrodisíaco, no solo acabó con la existencia del rinoceronte blanco del norte, sino que tiene al borde de extinción tanto a los rinocerontes negros como a los rinocerontes blancos de la subespecie del sur.
Las dos hembras de rinoceronte blanco del norte que siguen con vida son Fatu y Najin nieta y hija de Sudán el último rinoceronte macho que falleció en 2018. La última es demasiado mayor como para que pueda reproducirse, así que los biólogos han extraído ya 14 óvulos de Fatu. Lo mismo hicieron con el último macho antes de su muerte: guardaron su esperma y a día de hoy está custodiado en varios laboratorios del planeta; donde se busca la reproducción asistida de esta especie.
La Universidad de Oxford trabaja en el Rhino Fertility Project cuyo objetivo es utilizar el tejido de ovarios de rinocerontes blanco del norte hembras ya fallecidas para cultivar una gran cantidad de óvulos y fertilizarlos posteriormente en un laboratorio.
Además, la ciencia ofrece una esperanza más para esta especie, todavía más revolucionaria. La idea sería extraer células de la piel de los dos rinocerontes blancos del norte que siguen con vida para crear células madre. Una vez conseguido, se usarían para obtener óvulos inmaduros y fertilizarlos de manera artificial. Es un proceso que están investigando en Japón, cuyos científicos aseguras haber criado varios ratones a partir de dos ratones macho.
El reloj sigue corriendo y todo está en manos de que alguna de estas posibilidades logre salvar a la especie.
Con información de National Geographic
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