Sin embargo, hay muchos otros factores que pueden influir en el hecho de que ronques o no, de los que puedes hacerte cargo.
Imagina un río que se dirige hacia una grieta, dice el doctor Richard Horner. Al estrecharse el paso, el agua empieza a hacerse más turbulenta. Eso es algo similar a lo que sucede cuando roncamos, explica el doctor Horner, profesor adjunto en la Universidad de Toronto, e investigador adjunto en Neurobiología del Sueño y Respiratoria.
La vía respiratoria puede ser estrecha o se puede obstruir el flujo de aire, y las vibraciones al respirar causan el sonido de los ronquidos.
En algunas personas, es algo genético; simplemente nacen con una garganta más estrecha. En otras, la edad es un factor; al envejecer, tenemos menos tonicidad muscular en la garganta.
Es posible que no puedas hacer mucho en cuanto a la genética o la edad, pero puedes tomar medidas para reducir tu tendencia a roncar, y encargarte de otros detonantes.
“Algunas personas roncan debido a su postura”, dice el doctor Horner. Si te acuestas boca arriba, la gravedad hace que tu lengua y el tejido suave en la parte posterior de la garganta tengan mayor probabilidad de deslizarse hacia atrás y bloquear la vía respiratoria. Dormir de lado puede solucionar el problema.
Doblar el cuello puede dificultar el flujo de aire. Trata de quitar algunas almohadas, dice Horner, o acostarte de forma más horizontal.
Considera combinar una alimentación más saludable y ejercicio para bajar unos kilos. Hay una estrecha relación entre la obesidad y roncar. ¿La razón? El exceso de peso alrededor del cuello y en el pecho hace presión en los músculos que usamos para respirar.
El alcohol relaja los músculos, incluyendo las vías respiratorias. Trata de dejar de beber al menos unas horas antes de dormir, dice Angela Smith del Centro para el Sueño del Hospital Queensway Carleton, en Ottawa.
Por la misma razón del punto anterior. La hora de evitarlos dependerá de qué tipo de medicamento tomes y cuánto dure su efecto. Consulta al médico.
Fumar irrita las vías respiratorias y provoca inflamación.
La congestión por alergias o resfriados dificulta la respiración y fuerza un aumento en la succión, lo cual también contribuye a roncar. Los descongestionantes, antihistamínicos y productos que abren los conductos nasales (como las tiras nasales) pueden ayudarte.
Usar un humidificador en la habitación, o cerciorarte de que tu calentador y humidificador funcionen bien, puede reducir la resequedad y la mala ventilación en la casa. Esto puede ayudar a mantener despejados los conductos nasales.
El doctor Adam Moscovitch, director médico del Instituto Candiense del Sueño, dice que en el mercado hay cientos de “soluciones de aceite de serpiente”: productos que aseguran evitar los ronquidos, y que pueden ser confusos para los consumidores.
La buena noticia es que quienes roncan pueden modificar fácilmente algunos de los factores principales que contribuyen a roncar, sin necesidad de productos especiales o atención médica. Así que empieza ahora a tomar medidas para respirar mejor.
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