El mundo cambia a una velocidad impresionante, y con cada nueva tecnología o tendencia, dejamos atrás objetos, costumbres y lugares que alguna vez fueron parte esencial de la vida cotidiana.
Algunas de estas cosas desaparecieron en silencio, mientras que otras dejaron un hueco visible en la cultura popular. Hoy en Selecciones hacemos un recorrido por algunos elementos que marcaron a generaciones, pero que hoy ya no existen —al menos no como antes.
Cabinas telefónicas
Uno de los símbolos más claros de una época pasada son las cabinas telefónicas. Durante décadas, fueron el puente entre la distancia y la voz de un ser querido. Estaban en cada esquina, en cada estación de tren o parque. Con la llegada de los teléfonos móviles, simplemente dejaron de tener sentido.
Hoy, quedan algunas como decoración urbana o reconvertidas en bibliotecas pequeñas, pero su función original es ya cosa del pasado.
Videoclubes
Algo similar ocurrió con los videoclubes, que vivieron su apogeo en los años 80 y 90. Ir a rentar una película era un ritual: caminar entre estanterías, leer sinopsis en la contraportada de los VHS o DVDs, y hacer fila para pagar.
Netflix y otras plataformas de streaming acabaron con esa experiencia colectiva. Hoy, los videoclubes están casi completamente extintos, salvo por unos pocos nostálgicos que resisten con colecciones privadas o tiendas especializadas.
Disquetes
Los disquetes también forman parte de esa lista. Durante mucho tiempo fueron la forma más común de transportar archivos digitales.
Con apenas 1.44 MB de capacidad, hoy nos cuesta creer que eso fuera suficiente. Fueron reemplazados por CDs, luego por memorias USB, y finalmente por la nube. Aún así, el ícono del disquete sobrevive como símbolo de “guardar” en muchos programas de software.
Programas de televisión a horas fijas
En el mundo del entretenimiento, pocas cosas representan mejor una era que los programas de televisión que reunían a toda la familia a una hora fija.
Antes del streaming y el contenido bajo demanda, ver televisión era una experiencia sincronizada. Había que estar listo a la hora en que empezaba el programa, y los spoilers venían en forma de conversaciones al día siguiente, no por redes sociales.
Relojes despertadores con radio incorporada
Y hablando de sincronización, también desaparecieron los relojes despertadores con radio incorporada. Esos aparatos que zumbaban con canciones de la emisora local o pitaban sin piedad al amanecer fueron desplazados por los smartphones.
Aunque más eficientes, los celulares perdieron ese toque analógico y mecánico que tenía apagar el despertador con los ojos entrecerrados.
Cartas manuscritas
Otra víctima del tiempo han sido las cartas manuscritas. Durante siglos, escribir una carta era una forma íntima y personal de comunicarse.
El correo electrónico primero, y luego las aplicaciones de mensajería instantánea, hicieron que esta práctica se vuelva casi romántica o anecdótica. Hoy, recibir una carta escrita a mano es un gesto extraordinario.
Mapas de papel
También desaparecieron los mapas de papel desplegables que se usaban en los viajes. Antes de Google Maps y el GPS, perderse en carretera era parte del encanto de explorar. Leer un mapa requería cierta habilidad, y a veces también mucha paciencia.
Hoy, con la geolocalización constante, el misterio del camino se ha diluido, aunque hemos ganado en comodidad.
Teléfonos con disco giratorio
Finalmente, no podemos olvidar a los teléfonos con disco giratorio. Su característico clic-clic al marcar era parte del sonido de los hogares. Requerían tiempo y precisión, especialmente si uno se equivocaba en el último número.
Hoy son piezas de museo, íconos del diseño retro, y recordatorio de un tiempo menos inmediato.
La desaparición de estas cosas no siempre es motivo de tristeza. En muchos casos, fueron reemplazadas por tecnologías más eficientes, más rápidas o más sostenibles. Pero recordar lo que ya no está también nos ayuda a valorar cómo vivíamos antes y cómo hemos cambiado como sociedad.
Quizás, dentro de unas décadas, lo que hoy nos parece moderno también quede en el olvido.