¿Son iguales todos los líquenes? Los científicos han identificado unas 15,000 especies de líquenes, cada una formada por un tipo particular de hongo asociado con un alga específica. Este enorme número de simbiosis distintas...
¿Son iguales todos los líquenes?
Los científicos han identificado unas 15,000 especies de líquenes, cada una formada por un tipo particular de hongo asociado con un alga específica. Este enorme número de simbiosis distintas se suele dividir en tres grupos según la forma en que crece la planta.
Un grupo, el de los líquenes crustáceos, abarca todas las especies que crecen como delgadas costras sobre rocas y otras superficies. Habitualmente no miden más que unos cuantos centímetros de diámetro y la mayoría son de color verde mate, pero también los hay de brillantes colores amarillo, naranja o rojo.
Los líquenes foliáceos tienen el aspecto de hojas con la parte central adherida a la superficie donde viven y los bordes libres. La umbilicaria es un ejemplo típico: parece un manojo de hojas pardas y coriáceas con los bordes arrugados.
El tercer grupo es el de los líquenes fruticosos, así llamados por la palabra latina que significa arbusto. Algunos de ellos, como el liquen de los renos, crecen erectos en el suelo formando manojos ramificados. Otros, como la barba de capuchino, cuelgan como guirnaldas de las ramas de los árboles. Algunos de estos líquenes colgantes llegan a medir tres metros.
¿Cuánto viven los líquenes?
La longevidad de los líquenes varía de acuerdo con la especie y otros muchos factores. En las regiones templadas, un liquen que ha alcanzado su tamaño normal es probable que tenga unos cincuenta años. Pero algunos ejemplares de los que viven en el Ártico incrustados en las rocas puede que lleguen a los 4,500 años.
Entre los seres vivos la longevidad y el crecimiento lento suelen ir a menudo unidos, y así ocurre con los líquenes. Los géneros de desarrollo más rápido aumentan apenas un centímetro al año, pero los crustáceos crecen incluso con más lentitud: algunas de las especies árticas necesitan centenares de años para aumentar un par de centímetros. Este ritmo de crecimiento increíblemente lento está, sin duda, relacionado con el hostil medio ambiente en que viven los líquenes.
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