El tránsito lento, es un tipo de estreñimiento o constipación que se caracteriza por las deposiciones poco frecuentes o la dificultad para evacuar, debido a que el colon -de manera global- no funciona y deja de moverse, es un problema común que afecta a millones de personas en todo el mundo. Puede tener varias causas, por llevar una mala alimentación, estresarse o preservar una vida sedentaria, el consumo excesivo de alcohol y medicamentos, entre otros motivos.
En la mayoría de los casos, el tránsito lento se puede tratar con cambios en el estilo de vida, como una dieta rica en fibra, ejercicio regular y beber suficiente agua. Entendemos que puede ser difícil encontrar el tiempo para ejercitarte con frecuencia, pero si padeces tránsito lento prueba estos sencillos y caseros ejercicios para combatirlo.
Si tienes de 30 a 60 minutos al día, camina. Hacerlo a buen ritmo activa al cuerpo y favorece la digestión. Cuando estés caminando, concéntrate en apretar el abdomen y respirar profundamente (sin causar tensiones) y así sentirás el movimiento de tu cuerpo mientras activas tu zona digestiva.
Recuéstate sobre el suelo y dobla las piernas sobre el pecho. Balancea tu cadera llevando las piernas hacia arriba y hacia abajo hasta que tus pies toquen el suelo, pero no despegues del piso tu espalda alta ni baja. Repite 10 veces despacio.
Acostado boca arriba realiza un masaje suave empezando por la derecha de tu abdomen, luego pasa por encima del ombligo y baja por el lado izquierdo. También puedes masajear tu vientre en forma circular para reactivar el trabajo intestinal y relajar los músculos abdominales.
Acostado boca arriba con las piernas flexionadas y las manos sobre el abdomen, respira hinchando el abdomen durante la inspiración y vacía en la espiración. Siente el movimiento de tu área intestinal. Repite varias veces. También puedes probar esta respiración en cuatro puntos (rodillas en el piso a la altura de las rodillas y manos en el piso a la altura de los hombros).
Acostado boca arriba y con las rodillas flexionadas, pega la espalda alta al suelo y eleva la pelvis lentamente. No desprendas los hombros del suelo ni los pies del piso. Respira y baja poco a poco hasta dejar la espalda baja en el suelo de nuevo.
Sentirse ligeros y cómodos con nuestro propio cuerpo ayuda a que todas nuestras actividades puedan hacerse con calma y calidad. Esperamos que estos ejercicios te funcionen.