Supermamás 2016 – En cuerpo y alma
Tras perder los senos a causa del cáncer, Rina Gitler decidió ayudar a reconstruir la figura y el espíritu de muchas otras mujeres sometidas a mastectomía. Esta historia comienza con un suceso que Rina...
Rina, miembro de la segunda generación de inmigrantes polacos radicados en México, jamás imaginó que el cáncer la llevaría no sólo a la práctica de la medicina social y a devolverles la autoestima a más de 400 mujeres, sino ¡a escalar las cumbres más altas del mundo!
Batallas que no se escogen
A sus 34 años, todo era perfecto en la vida de Rina: profesionista exitosa recién egresada de un posgrado en medicina estética en la Universidad de Miami, hermana, hija, esposa y madre de dos niñas. Pero de repente se vio en una de esas batallas que no se escogen: tenía cáncer de mama. Los especialistas recomendaron la mastectomía (extirpación de la glándula mamaria afectada), pero Rina pidió que le extirparan ambas. “Lo hice porque es más fácil reconstruir las dos que una”, explica.
No exageró en su decisión, ya que sus dos abuelas murieron a causa del mismo mal. La recuperación fue tan penosa que Rina pensó en cómo podría ayudar a las mujeres de escasos recursos que pasan por ese infierno. Su primera idea fue apoyar a alguna fundación que se dedicara a la reconstrucción de senos, pero con sorpresa descubrió que en México no existía ninguna que destinara todos sus fondos a ese fin.
El primero en secundar a Rina fue su hermano gemelo, Ari Gitler, quien en una comida le contó a Juan Fernando Balzaretti, el entonces presidente de Montepío Luz Saviñón, que su hermana y él tenían una fundación, si bien lo único que tenían era la idea de Rina. Pero tan noble era la causa, que ese mismo día Balzaretti donó un millón de pesos.
Fue así como, en septiembre de 2009, nació Fundación Alma IAP, asociación sin fines de lucro cuya misión es “devolver a las mujeres su integridad física y psicológica después del tratamiento oncológico a través de la reconstrucción mamaria”.
Fundación Alma cuenta con varios programas de prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama, la neoplasia más común entre las mujeres mexicanas. Está integrada por los mejores cirujanos plásticos de México, quienes realizan gratuitamente las operaciones en la capital del país y en 10 estados de la República. La fundación invierte al menos 40,000 pesos en cada reconstrucción mamaria (en un hospital privado no cuesta menos de 200,000 pesos). “A cada mujer se le tiene que operar dos o tres veces para lograr el efecto deseado”, dice Rina.
“Sobrevivir no es suficiente”
Infinidad de mujeres vencen el cáncer de mama, pero también infinidad de ellas pierden la autoestima, a su pareja, el gusto por desnudarse e incluso las ganas de vivir. “Con una mastectomía se pierden más que los senos”, señala Rina. “Por eso, más que reconstruir senos, en Fundación Alma reconstruimos vidas”.
”Si yo no lo hubiera vivido, no habría entendido la importancia de la reconstrucción. Yo, una doctora que sabía lo que iba a ocurrir, que había visto a pacientes sometidas a mastectomía, tuve miedo de mirarme después de la operación; esperé dos días para poder estar completamente a solas en una habitación, quitarme las vendas y mirarme”.
Y es que la mastectomía no sólo impacta en la autoestima. “El 60 por ciento de las mujeres que padecen cáncer son abandonadas por su pareja”, señala Rina. A las mujeres mayores que no son candidatas a la cirugía y a las que se resisten a volver al quirófano, Fundación Alma les ofrece una solución. “Nos llegan mujeres que usan rellenos de alpiste o de algodón en el brasier para compensar la falta de busto, y estéticamente está bien, pero a la larga pueden sufrir dolores de espalda o de rodillas, así que les proporcionamos prótesis externas que les devuelven la confianza sin ninguna consecuencia”.
A pesar de los pocos años de existencia de Fundación Alma, sus logros son de enorme trascendencia. Gracias a las gestiones de Rina ante el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, en esa entidad ya se están haciendo pruebas genéticas a las mujeres con la técnica más avanzada del mundo para conocer su riesgo de contraer cáncer mamario.
Con tan sólo 10 mililitros de sangre es posible conocer la información de 143 genes relacionados tanto con ese cáncer como con otros tipos. La prueba, que tiene un costo de unos 6,000 dólares, ya les fue practicada a 300 pacientes de forma gratuita.
Los primeros resultados de esta evaluación se presentaron hace poco en el Congreso Mundial de Genética, en Nueva Orleans, y se publicarán en una revista científica internacional. “Esto me permitirá reunirme con el doctor Gabriel O’Shea, titular de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, para trazar un plan de prevención del cáncer de mama”, explica Rina. Además, ha sido invitada a colaborar en la elaboración de planes estratégicos de salud en algunos estados del país. “Varios secretarios de salud han tomado mi experiencia para hacer las cosas de otro modo, lo que me hace muy feliz”.
Esfuerzos de altura
Para recaudar fondos, Fundación Alma realiza diversos eventos, entre los que destacan los deportivos. En 2012 un grupo de 22 empresarios mexicanos sin experiencia en montañismo se propusieron escalar la cumbre más elevada de África, el monte Kilimanjaro, en Tanzania, con la finalidad de patrocinar reconstrucciones mamarias. “La idea surgió luego de que conocí a Héctor Ponce de León, uno de los alpinistas mexicanos con mayor renombre en el mundo”, cuenta Rina, quien desde entonces se hizo alpinista. El ascenso fue filmado por cinco expertos en fotografía de montaña, y se convirtió en un documental que fue exhibido en cines en 2013.
La escalada fue tan exitosa que al año siguiente Rina subió nuevamente el Kilimanjaro junto con otros 14 empresarios. Y aunque el riguroso entrenamiento le ocasionó una lesión de rodilla que requirió una operación, ahora se está preparando para alcanzar, el 29 de octubre de este año, la cumbre más anhelada por todo alpinista: el monte Everest.
Leer para sanar
El factor genético es determinante en la aparición del cáncer de mama. Rina lo sabe, así que para proteger a sus hijas, Juliette y Orly, y a muchas otras niñas de México, colaboró con Edmée Pardo en la creación del primer referente narrativo sobre salud mamaria dirigido a niñas. “¿Por qué nadie se atreve a hablar del cáncer de mama, a enseñar la autoexploración en las escuelas, si hace tanta falta informarnos al respecto?”, se cuestionó Rina.
El brasier de mamá es un libro de autoayuda dirigido no sólo a las madres de familia que tienen hijas mayores de nueve años de edad, sino también al personal médico y a los maestros, pues, como la Fundación Alma señala en su sitio web, “en México no existe material que explique a las niñas qué es y en qué consiste la autoexploración de senos”.
Ese libro inicial terminó convertido en una trilogía con la publicación de Ese monstruo tiene mi cara, escrito para alentar a las niñas en crecimiento a aceptar su cuerpo, y, posteriormente, Las tres reglas que cambiaron todo, un manual para que toda mujer diagnosticada con cáncer sepa qué le va a suceder.
Una meta más
Después de haber conquistado montañas, Rina se está preparando para un reto tal vez más difícil: incursionar en la política. “He tenido que involucrarme en asuntos políticos, así que ya entendí cómo funcionan las cosas en México: las personas con poder y voluntad son las que transforman la realidad”, dice. “México aún no está en el camino correcto para que las mujeres dejen de morir de cáncer de mama; por eso quiero participar, para cambiar las estrategias”. Para dar este paso, está estudiando una maestría en políticas públicas.
“Hoy por hoy puedo decir que haber tenido cáncer es lo mejor que me pudo pasar, porque ahora hago lo que jamás hubiera imaginado: ¡escalo montañas!”, añade. “Además de reconstruir vidas, les estoy enseñando a mis hijas que todo es posible”.
Si deseas contribuir a la causa de Rina con un donativo o leer más acerca de su fundación, entra a: www. alma.org.mx
Facebook: almafundacioniap
Twitter: @fundacion_alma