Si algún día necesitas usar alguno de estos utensilios y notas que no tienes, puedes hacer uso de estas extraordinarias herramientas con las que ya cuentas.
Un batidor introduce aire mientras mezclas los ingredientes. Si no tienes este tipo de utensilios, puedes hacer lo mismo con un tenedor, solo que tu mezcla tardará más en esponjar.
Mejor coloca dos tenedores para que sus dientes se entrelacen, únelos con cinta adhesiva por el mango y ¡a batir! El espacio entre los tenedores ayuda a agregar aire.
Consejo: No lo uses en sartenes antiadherentes; podrías dañar el recubrimiento.
Para drenar pasta o vegetales sin un escurridor, haz algunos agujeros en una bandeja desechable de aluminio y úsala como tal. Consejo: ¿No tienes una bandeja?
Acomoda la tapa de la cacerola de manera que quede entreabierta poco menos de 1 centímetro, sostenla por las manijas con guantes para hornear y escurre el agua con mucho cuidado, haciendo que la tapa evite que salga la comida.
Sostén la cacerola lejos de ti para que el vapor no te queme.
Para tener un mejor agarre de una tapa apretada, rodéala con una liga de hule (entre más gruesa mejor) y gira. ¡Listo! La tapa deberá abrirse con facilidad, sin necesidad de otro tipo de utensilios.
Consejo: Consigue un mejor agarre colocando una liga adicional alrededor del centro del frasco y sostenlo por ahí.
¿Por qué desperdiciar el escaso espacio de la cocina con un rodillo, cuando una botella de vino o licor bien puede servir para lo mismo?
Cubre la botella con plástico autoadherente, espolvorea un poco de harina para evitar que se pegue y luego úsala como si fuera un rodillo.
Consejo: Si enfrías la botella antes de usarla, la baja temperatura ayudará a que la grasa presente en la masa se mantenga sólida, dejando una corteza más hojaldrada. Limpia cualquier condensación de la botella antes, para no agregar humedad.
Cernir esponja la masa e incorpora ingredientes secos. Para sustituir un cernidor, sostén con una mano un colador de metal sobre un tazón; usa la otra para verter los ingredientes y luego dale golpecitos suaves a los costados para que todos los elementos pasen lentamente por la rejilla.
Consejo: Si es necesario, un batidor también puede mezclar ingredientes secos y esponjarlos, aunque suele tomar más tiempo.
Para sellar herméticamente la comida que vas a meter al congelador, colócala en bolsas de plástico resellables y deja abiertos los últimos 2 centímetros.
Llena el lavabo o una olla con agua y sumerge lentamente la bolsa, mientras sacas el aire; séllala y sécala antes de congelarla.
Consejo: Puedes usar un popote (pajilla) para absorber el aire con la bolsa casi cerrada, aunque es mejor no usar este método con carne cruda.
Sostén la botella por el cuello, tan alto como te sea posible. Con la otra mano, toma firmemente una cuchara de metal, apoyando el pulgar en el centro de su cuenca, cerca del mango.
Coloca la punta frontal del cubierto debajo de la tapa de la botella, luego levántala lentamente hasta que esta salga.
Consejo: Si no se abre con facilidad, mueve la cuchara alrededor de la circunferencia
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