chistes cortos

Hace poco, mientras visitábamos una pequeña isla griega, a mi esposo se le ocurrió tocar la campana de la iglesia local. Pronto, un numeroso grupo…

Es importante que los soldados aprendan de sus errores; de lo contrario, estarán condenados a repetirlos en los momentos más inoportunos.

Cierta vez le pedí a mi esposa que grabara una pelea de box que transmitirían por televisión, pues yo estaría ausente en ese momento. Sin embargo, cuando llegué a casa, ella me dijo que la había borrado. —¿Por qué hiciste eso? —le pregunté, un poco molesto. —Es que me pareció que no tenía sentido conservarla […]

Mi esposo y yo estábamos explicándole a nuestro hijo, de cinco años, que existen diversos oficios y profesiones. Para que le quedara más claro…

Un día, cuando mi hija Tere tenía cinco años, no dejaba de llorar. Pasaron dos horas y yo no lograba hacer que se calmara.

Soy marinero, y un día estaba de guardia cuando una destartalada barcaza de carga llamada Sagar Moti pasó cerca de nuestro buque.

Este proyecto no es de los que podemos terminar en un santiamén. Más bien se parece a una cebolla: tiene varias capas que debemos ir quitando una por una…

En la oficina donde trabajo alguien se comía el almuerzo de un amigo mío todos los días, hasta que a él se le ocurrió una idea para resolver el problema.

Cierta vez nos hospedamos en un hotel de mi país que tiene acceso a dos playas. La arena de una de ellas es muy clara, y la de la otra, bastante oscura.

Cierta vez, cuando nos detuvimos en un hotel de camino a casa para beber algo tranquilamente tras una excursión, nuestros hijos se pusieron a jugar…