Así es la vida: Al cliente lo que pida
La Navidad pasada, mi esposa, Laura, vigiló estrictamente todo lo que comía para no subir de peso, como otros años. Me pidió que escondiera sus bocadillos.
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La Navidad pasada, mi esposa, Laura, vigiló estrictamente todo lo que comía para no subir de peso, como otros años. Me pidió que escondiera sus bocadillos.
Cuando fui a Estados Unidos a estudiar una maestría, mi mamá me pidió que le enviara un poco de ginkgo biloba, hierba que se usa para mejorar la memoria.
Tres amigas y yo estábamos en mi casa jugando un juego de mesa con cartas que hacían distintas preguntas, y nosotras teníamos que elegir…
Un sábado por la mañana, cuando me disponía a entrar a una atestada tienda, vi que dos hombres se estaban disputando el último carrito de compras…
Cierto día estaba charlando con mi hermano en la sala de mi casa acerca de que hay que proteger las computadoras para que no les entren virus…
Estaba llegando al final de mi último trimestre de embarazo, y mi hija Savda, de seis años, esperaba con ansias la llegada de su hermanito.
Hace medio siglo, en 1967, una lectora nos contó sobre una de las felices consecuencias, no intencionadas, que resultan de compartir la revista Selecciones.
Cuando mi hijo tenía alrededor de nueve años, mi esposo colocó unas repisas en la pared de su habitación para que pusiera ahí sus muñecos.
Un hombre pasa caminando fuera del edificio de la asamblea legislativa y de pronto oye unos gritos:¡Corrupto! ¡Ladrón! ¡Mentiroso! ¡Sinvergüenza!
Después de ver una película en la que varios de los personajes tenían barba, le pregunté en son de broma a mi hija, de cinco años…
Todos sabemos que hacerse el tonto durante una entrevista de trabajo es una pésima idea. Muchos directores de recursos humanos…