Cuando encendemos el televisor, lo que vemos es una imagen luminosa formada por señales eléctricas. La cámara de televisión convierte las imágenes en señales eléctricas, las que después transmiten ondas de radio a la velocidad de la luz. Las acciones de un partido de fútbol, por ejemplo, aparecen en la pantalla casi al mismo tiempo que ocurren en el estadio.
La imagen cromática es producida por la combinación, en distintas proporciones, de los tres colores básicos de la luz visible: el rojo, el verde y el azul. (Los colores básicos de la luz no son los mismos que los de las pinturas).
La cámara de televisión descompone la luz de la escena en sus tres colores primarios y dirige cada uno a un diferente tubo analizador, mediante una placa de vidrio llamada placa de señal. Detrás de la placa de señal se encuentra una capa fotoconductora, que conduce electricidad cuando la luz incide en ella.
Cuanto más brillante es la luz que atraviesa la capa fotoconductora, mayor es la cantidad de electricidad. De este modo se forma un patrón de cargas eléctricas, en el que las zonas de mayor carga son las de la luz más brillante.
De cada tubo analizador de la cámara se proyecta un haz de electrones (rayos catódicos). Este haz se mueve de izquierda a derecha y analiza el objeto enfocado de arriba abajo, en una serie de líneas horizontales. En este análisis, los electrones refuerzan las cargas eléctricas y las intensifican continuamente, a medida que éstas pierden potencia.
Las zonas más brillantes necesitan mayor intensificación. Esta amplificación, que refleja el patrón de carga, es lo que crea las señales eléctricas que pasan a la placa de señal, que a su vez está conectada a un circuito. La corriente fluye a través del circuito con voltajes que varían según el nivel de brillantez.
Los haces de electrones efectúan un barrido a una velocidad determinada, con lo que producen 625 o 525 líneas, según el sistema que se utilice. Con el barrido de 625 líneas se obtiene mejor definición; se emplea en Europa, gran parte de Asia y Australia. El de 525 líneas se usa más en América y Japón.
El análisis abarca medio “campo” por vez; esto es, primero el de las líneas nones y después el de las pares. Ello produce una imagen completa 25 veces por segundo. El ojo humano retiene las imágenes durante 1/25 de segundo, por lo que las imágenes que se muevan a esa velocidad parecerán una, pero continua.
Si pasaran más despacio, la imagen de la pantalla parpadearía más y la acción seria discontinua. El análisis se realiza en dos pasos porque existen dificultades técnicas para analizar en uno solo todo el campo a la velocidad requerida.
En un codificador de transmisión, las señales de la imagen se combinan con las del sonido y se sobreponen a una onda de radio, la onda portadora. Sólo de esa manera es posible transmitirlas.
En la mayoría de los países, las señales de televisión se emiten desde antenas transmisoras terrenas que, debido a las frecuencias ultraaltas utilizadas, deben estar en línea recta con los receptores, pues tales frecuencias no salvan obstáculos más allá del horizonte.
Esto limita su alcance a unos 65 km, por lo que debe emplearse una red de transmisores. En países de asentamientos muy dispersos o donde los edificios son muy altos surgen problemas de recepción con las redes de transmisión normales. Por esta razón, las empresas televisoras recurren cada vez más a los satélites de comunicaciones para transmitir sus señales.
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