Cada año, millones de personas sufren un ictus, una de las principales causas de discapacidad en adultos a nivel mundial. El problema reside en que, a diferencia de otros órganos, el cerebro tiene una capacidad de regeneración muy limitada: las neuronas que mueren rara vez se reemplazan.
Actualmente, no existe una terapia capaz de reparar el daño neuronal derivado de un ictus isquémico. Sin embargo, esto podría cambiar gracias al desarrollo de las terapias basadas en células madre, que prometen abrir una nueva era en la medicina regenerativa.
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Un precedente histórico: El parkinson
Durante décadas, las terapias celulares han buscado reemplazar o reparar tejidos dañados. Un precedente crucial que demostró el potencial de esta técnica tuvo lugar a finales de los años 80 en Suecia.
- El logro: El equipo de Anders Björklund y Olle Lindvall trasplantó células madre neurales en pacientes con la enfermedad de Parkinson.
- Resultado: Muchos pacientes recuperaron la función motora durante más de una década, confirmando que el cerebro humano podía ser reparado utilizando células vivas.
El gran desafío del ictus: Reconectar el cerebro
Aunque el éxito en Parkinson inspiró numerosos estudios, el ictus isquémico representa un desafío mucho mayor. La lesión es más extensa, heterogénea y afecta a múltiples tipos de células cerebrales (neuronas y células gliales).
Tras un trasplante de células madre en un cerebro que ha sufrido un ictus, no basta con que las células sobrevivan; deben integrarse funcionalmente. Esto significa que:
Es como intentar reconstruir no solo la estructura de un puente, sino también su tráfico: las conexiones deben establecerse de la manera correcta para que la información fluya. Por tanto, el desafío es reconectar el cerebro.
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La ingeniería genética como punto de inflexión
Aquí es donde la ingeniería genética se convierte en el punto de inflexión. Esta disciplina permite modificar las células para hacerlas más eficaces, resistentes y capaces de integrarse en el tejido dañado.
Investigadores, como el equipo que publica este trabajo, están incorporando a las células trasplantadas el gen que codifica para la proteína BDNF (Brain-Derived Neurotrophic Factor).
- Función del BDNF: Esta proteína es un factor neurotrófico que favorece el crecimiento de los axones (las prolongaciones neuronales) y la formación de sinapsis o conexiones.
- Objetivo: Facilitar la integración funcional de las nuevas neuronas, asegurando que el trasplante no solo rellene un hueco, sino que restaure la comunicación neuronal.
El debate ético y la solución del premio Nobel
La capacidad de manipulación genética plantea dilemas éticos, especialmente en el uso de tejido fetal, como se hizo en los primeros ensayos de Parkinson.
Sin embargo, el panorama ético cambió gracias al Premio Nobel Shinya Yamanaka (2012) y el descubrimiento de las células madre pluripotentes inducidas humanas (iPS).
- La Ventaja iPS: Es posible generar células madre a partir de células adultas (como biopsias de piel) del propio paciente.
- Beneficio: Se evita gran parte de los conflictos éticos relacionados con el uso de embriones y se disminuye significativamente el riesgo de rechazo inmunológico.
Gracias a la combinación de biología, ingeniería genética y medicina regenerativa, el sueño de reparar un cerebro dañado comienza a tomar forma en los laboratorios. Aunque quedan retos por resolver, el cerebro no solo puede aprender, sino que también se puede reparar.
Con información: The conversation