Familia

Tips para construir la relación que deseas

Recomendaciones de los expertos para formar un vínculo más estrecho, ser más felices, enfrentar problemas difíciles y conservar un matrimonio sólido por mucho, mucho tiempo.

Todo matrimonio tiene sus baches, y pueden aparecer en cualquier momento. Lo importante es aprender a sortearlos sin sobresaltos, antes de que hagan que la unión se salga del camino definitivamente.

Sin importar qué tanto hayas viajado por la carretera de los casados, existen ciertas reglas simples y fundamentales para recorrerla. Ponerlas en práctica no siempre es fácil, pero es crucial. Si las respetas, fortalecerás tu matrimonio y todo lo bueno —la diversión, la confianza, el sexo, la emoción— será mejor que nunca. Intenta seguir estos consejos para que tu relación sea más feliz desde ahora.

1. Desarrolla tu equilibrio amoroso

El aburrimiento, la frustración y las irritaciones cotidianas pueden apagar la chispa conyugal, y más de lo mismo no alimentará la llama; hacer que lo bueno sea tu máxima prioridad, sí. ¿Cómo?

Para empezar, considera que se necesitan hasta 20 expresiones positivas para compensar el daño causado por una negativa, o por una mirada ofensiva o un gruñido impaciente. Procura lo primero.

Elogia los zapatos que tu esposa estrenó o la nueva camisa azul de tu esposo. Agradece su ayuda en casa. Llámale solo para decirle que estabas pensando en él o ella (no hables de pendientes o malas calificaciones).

Asegúrate de que los elogios y agradecimientos sean sinceros y específicos: “Sé que el auto funciona tan bien gracias a ti”, “Qué bonito mantel; siempre haces que nuestra casa esté linda”. Haz contacto visual y un sonido de alegría cuando lo digas.

Dale un abrazo y un beso al llegar a casa. Sorpréndela con café en la cama un domingo lluvioso (y quédate a charlar). Goza de las cualidades; deja pasar los defectos. Despliega tu sonrisa de “soy feliz contigo” mientras sacas la basura. Disfruta de un largo beso antes de dormir. Tienes detalles con tus hijos. ¿Por qué no con tu pareja?

2. Toca

El contacto humano libera endorfinas, las hormonas que nos hacen sentir bien. Así que tómense del brazo o acaricia su mejilla al darle el beso de buenos días. Revivan las formas en que se solían tocar: un beso detrás de la oreja, pasar la mano por el pelo. El tacto es un lenguaje complejo cuyo vocabulario vale la pena enriquecer.

Incrementar el contacto ayudará a construir una fortaleza de amor. Esto es importante pues una pareja con un vínculo sólido es capaz de sortear cualquier tormenta (y es más resistente a la infidelidad).

¿Cómo edificarla? Primero, apoya a tu alma gemela; ponte de su lado siempre que sea posible ante problemas externos. Guarda los secretos de tu cónyuge, aunque en la oficina todos cuenten los del suyo. Salvo en una emergencia real, no dejes que nada interrumpa el tiempo de estar juntos; el buzón de voz y la cerradura del cuarto ayudarán.

A este respecto, comprométanse a dedicar, por lo menos, 30 minutos diarios para contarse sus planes, objetivos y hasta sueños. Una regla: no hablen del hogar ni otros problemas. Es momento de fortalecer la amistad. Los estudios muestran que ser amigos compensa con el tiempo ya que forja una relación más estrecha.

No olviden darse tiempo para la intimidad, aunque haya que apuntarlo en la agenda. ¿Sexo programado? Por supuesto, si es necesario. La espontaneidad es estupenda, pero, si lo necesitan, no esperen un momento especial.

Tampoco deben esperar la ocasión para celebrar el éxito. Los campeones mundiales y los medallistas olímpicos comparten algo: cuando ganan, festejan. Incluso los pequeños triunfos lo merecen. Que tu matrimonio vaya bien, ya es suficiente para hacerlo. Cenen donde se comprometieron o programen un viaje. Se lo merecen.

3. Recuerda: nadie es perfecto

Culpar a tu pareja por tu enojo, decepción, aburrimiento o estrés por el matrimonio es tentador. De ahí a creer que es el otro quien debe cambiar para que la relación mejore solo hay un paso.

Esa es la salida fácil. Intentar mejorar a tu cónyuge lo pone a la defensiva y te da un papel desagradable. ¿El resultado? Todo sigue igual, nadie se responsabiliza y ambos siguen infelices. Además, hacer de tu compañero el villano significa ignorar el 90 por ciento de él o ella que es magnífico.

La verdadera solución: transfórmate. Cuando aceptas tus defectos y buscas lo mejor de tu pareja, la magia sucede: aumenta el optimismo; tu cónyuge se siente mejor porque se siente apreciado, no regañado, y ambos están motivados a cambiar para ser aún más felices.

Un consejo para ayudarte a pensar así: adopta la filosofía japonesa de la imperfección, wabi-sabi, que se aplica al amor en la vida real. La próxima vez que tu pareja haga algo molesto, respira, murmura “wabi-sabi” y recuerda que sus intenciones son buenas, incluso si la ejecución no lo es.

Al mismo tiempo, no ignores lo bueno en tu cónyuge. Y respeta tus imperfecciones. A veces nos acusamos por todo lo que está mal en nuestro matrimonio. Demasiada culpa puede paralizar. Así que piensa en las cualidades que valoras, afirma que las tienes y busca ejemplos reales. “Soy cariñoso y amable, ayer le di a mi esposa la última galleta” o “Soy honesta, siempre le digo lo que pienso”.

4. Ponle chispa

Este es el típico consejo que los expertos dan a los solteros que buscan a la pareja perfecta: sé “el indicado” para atraer al “indicado”. Lo mismo aplica al matrimonio: entre más feliz estés, más feliz será la relación; además, esto facilitará zanjar los conflictos.

Si hacer 15 minutos de yoga, cambiar a café descafeinado o adoptar un pasatiempo los pone de buenas, pasar momentos felices y enriquecedores juntos será inevitable.

Mientras tanto, admítelo: solías preocuparte por tu pelo y por llevar la ropa más sexy a la cama. Ahora usas pantalones deportivos manchados y playeras viejas de los Rolling Stones. Es hora de mejorar tu aspecto.

Péinate, cepíllate los dientes y ponte una bata nueva. Estar satisfecho con tu aspecto hace que tus ojos brillen. Es más probable que hagas contacto visual, lo que enviará una chispa a tu pareja. ¡Ya sabes qué hacer después!

5. Pelea limpio

El conflicto es parte normal y saludable de cualquier matrimonio. Lo importante es la forma en que lidias con él. Un estudio de parejas duraderas arrojó que la capacidad de resolver problemas juntos es un factor clave para 70 por ciento de los cónyuges satisfechos; solo 33 por ciento de las parejas insatisfechas dominaron esta habilidad.

Con las herramientas y la actitud adecuadas el conflicto se convierte en una puerta a una intimidad más profunda: la oportunidad de ser visto y amado por lo que realmente eres, de aceptar el yo real, adorable y vulnerable del otro y de construir una unión fuerte sin doblegarse o encolerizarse en silencio.

Primero, evita la crítica, la confrontación y la hostilidad: son como gasolina en un incendio. Investigadores de la Universidad de California que siguieron a 79 parejas por más de 10 años descubrieron que las primeras en divorciarse peleaban larga y ruidosamente, y siempre estaban o atacando o a la defensiva. En cambio, las  felices evitaron expresar críticas, que las discusiones se acaloraran o usar absolutos, como “siempre” y “nunca”.

Si comienza una pelea, trata de cambiar de tema, usa el humor y la empatía o dale a tu cónyuge afecto adicional. ¿Demasiado tarde? Pide una tregua, aléjate y tranquilízate.

6. Elige el momento y el lugar adecuados

No inicies conversaciones difíciles si no estás bien descansado y alimentado. El hambre y la fatiga pueden desatar comentarios desagradables y pensamientos oscuros. Prohíbe el alcohol por la misma razón. Guárdalo para cuando logren el cese de hostilidades. Eso merece un brindis.

Nunca intentes resolver problemas maritales graves si algo más está robando tu atención. Apaga la televisión, el teléfono o la computadora. Si estás distraído o a punto de salir, elige otro momento para hablar. No puedes resolver conflictos al vuelo.

La forma en que manejas estas situaciones no solo te afecta a ti. ¿La charla es apta para menores? ¿Tendrá un final feliz? Si no, detente y posponla para cuando no haya niños. Si están, mantén la discusión respetuosa y productiva.

Las investigaciones muestran que los hijos de padres que resuelven los problemas de manera constructiva se desarrollan bien (y aprenden habilidades sociales), pero desarrollan inseguridades y problemas de conducta cuando se trata de pleitos a gritos.

7. Abre los oídos

¿El paso más eficaz que puedes dar para lograr un matrimonio sólido? Habla menos y escucha más. Culpa, insultos, críticas e intimidación auguran un mal final o, por lo menos, un infierno. Si la conversación se vuelve agresiva, no interrumpas, ofrezcas una solución o te defiendas de inmediato.

Cuando hay sentimientos en juego, necesitan ser escuchados. Así que asiente, parafrasea o musita para mostrar que respetas las emociones detrás de las palabras. A veces, lo único que hay que hacer para sentirnos más cercanos a alguien es prestar atención a lo que dice.

Juan Carlos Ramirez

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