Todo esto puede hacer el láser por tu salud vaginal
Con este láser, la vagina recupera elasticidad y lubricación, desaparece la incontinencia urinaria leve, así como la atrofia vaginal.
Cada etapa de la vida femenina conlleva cambios en su sexualidad. El nacimiento de un hijo o la menopausia son algunos de los episodios que acarrean cambios tanto genitales como vaginales. Las mujeres menopáusicas (generalmente entre 45 y 55 años) sufren de lo que se conoce como atrofia vaginal, padecimiento que incluye resequedad, comezón, dolor durante el coito, disminución de la libido y disminución de la elasticidad y de la tonicidad vaginal.
Otras, en cualquier etapa de su vida, son blanco fácil de infecciones vaginales que afectan su calidad de vida. Infinidad de ellas sufren en silencio escapes de orina.
A la pérdida involuntaria de orina, que puede ir de goteos a una gran cantidad de líquido, se le conoce como incontinencia urinaria. De acuerdo con el Reporte de Higiene y Salud 2018-2019 de Essity, en el mundo hay más de 400 millones de personas que la padecen; en México, 1 de cada 4 mujeres la tiene.
Cifras del gobierno federal indican que cerca de la mitad de la población de mujeres en México padecerá alguna vez en su vida uno de los tres tipos de incontinencia urinaria que existen.
Hasta hace poco tiempo esos padecimientos se consideraban parte del envejecimiento. La mayoría de las mujeres se resignaba a padecerlos, pues solo en casos muy graves se ofrecían tratamientos farmacológicos o cirugías muy invasivas, algunas con graves efectos secundarios.
Ahora existe procedimiento mínimamente invasivo, rápido, indoloro y con un riesgo muy bajo de efectos secundarios y un tiempo de inactividad mínimo.
Se trata de un láser yag no ablativo (poco agresivo), el cual gracias a una estimulación selectiva de la síntesis de colágeno en la submucosa mejora el tejido y restablece el metabolismo original.
Este tratamiento se realiza tres o cuatro veces, según el padecimiento y su gravedad, explica la ginecóloga Sonia Vorhauer. Se realiza cada mes para que la vagina tenga tiempo para la regeneración del colágeno y la elastina. Se realiza en el consultorio y dura aproximadamente unos 20 minutos.
Una vez que la paciente se coloca en la camilla se inicia con la sesión. Lo primero es la anestesia, pues aunque no es un tratamiento doloroso, sí pueden sentirse molestias en la zona más externa.
“Los dos tercios superiores de la vagina no tienen sensibilidad, pero en el área más externa sí puede haber dolor, así que se adormece con una crema” precisa Vorhauer, ginecoobstetra de la Clínica AURUS.
Una vez que hizo efecto la anestesia, se introduce un cabezal (el cual es desechado tras las sesión). Este cabezal está marcado con centímetros para que la especialista sepa que los disparos del láser han cubierto la zona en su totalidad.
Tras unos 20 minutos, la paciente abandona el consultorio sin ninguna molestia; además, los resultados son palpables desde la primera sesión.
Los únicos cuidados que se les piden es que durante tres días no tengan relaciones sexuales ni se sumerjan en el agua (playa, tina, alberca) para evitar infecciones.
Tras esas sesiones la vagina recupera elasticidad y lubricación, desaparece la incontinencia urinaria leve por esfuerzo, así como la atrofia y el endurecimiento vaginal.
Este rejuvenecimiento vaginal también otorga una mayor sensibilidad en las relaciones sexuales.
Todas las mujeres que sufren de irritación, prurito, sequedad o laxitud y fragilidad en la mucosa vaginal, carencia de estrógeno en la zona vulvovaginal, relaciones sexuales dolorosas e incontinencia leve son candidatas.