Todos creemos que la jícama es una fruta, pero en realidad es una raíz
La jícama no es una fruta, está más relacionada a la familia de las leguminosas como el frijol, habas, garbanzos, y sus vainas son tóxicas.
El nombre científico de la jícama es Pachyrhizus erosus y en realidad se trata de una raíz tuberosa y no de una fruta como suele pensarse.
Su nombre común deriva de la voz náhuatl xīcama o xīcamatl, cuyo significado es el de “raíz de agua”, ya era consumida en la época prehispánica, pues se trata de una planta endémica de Mesoamérica.
Tras la conquista, la jícama fue llevada a Filipinas mediante el galeón de Manila.
La planta se trata de un enredadera que crece desde el camote que se consume como fruta. En ocasiones puede tener tallos leñosos, según la concentración de agua y alcanza hasta 5 metros de longitud. Posee hojas de hasta 30 cm de largo.
Aunque pocos lo saben, la jícama produce flores en pequeños grupos de 40 cm de largo aproximadamente. Los racimos de flores poseen colores que van del azul al violeta.
El verdadero fruto es una legumbre con forma de vaina que posee pequeñas divisiones cuadrangulares que conservan la semilla.
Pese a que el consumo de la raíz de jícama se realiza mayoritariamente con limón, sal y chile, también se puede realizar guisos como sopa o asados.
El fruto de la jícama es considerado tóxico, del mismo modo que el resto de la planta. Cabe destacar que la semilla contiene rotenona, una sustancia insecticida. Si se retira la rotenona es posible consumir el aceite de la fruta.
Entre los grandes beneficios de la jícama se encuentra el ser una fuente de hidratación, pues posee entre 80 y 90% de agua. Es rica en minerales y vitamina C. Además, su conservación puede ser de dos meses en lugares templados.
La jícama es rica en minerales, principalmente potasio, calcio y magnesio, así como en vitamina C (así puedes saber si tienes deficiencia de esta vitamina) y algunas otras del complejo B.
Además, contiene inulina, un tipo de fibra o prebiótico que promueve el crecimiento de bacterias benéficas para el sistema digestivo, entre otras funciones.
Tiene una gran proporción de agua y muy pocas calorías (40 kcal en 100 gramos).
Es importante lavar la cáscara de la jícama antes de pelarla y no contaminar la pulpa, como dijimos anteriormente, sus hojas, tallos, vainas y semillas contienen propiedades insecticidas que puede ser tóxica para el humano.
Se recomienda almacenarla en un lugar frío y obscuro (que no sea en el refrigerador para evitar humedad) hasta por 4 semanas cuando aún no ha sido cortada.
Combina muy bien con verduras y frutas, como naranjas, manzanas, zanahorias y cebollas, al igual con carnes y mariscos.
Es una excelente opción de botana saludable, con limón y chile, o como se desee.
Fuente: México Desconocido