El objetivo sería incrementar la educación y los insumos para mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes en México.
En nuestro país no sirve de mucho dar educación en diabetes si cuando la gente va a su clínica, no hay medicamentos.
La enfermedad rebasa a las instituciones, no se asigna ni la fuerza ni el presupuesto necesario para enfrentar esta problemática.
Existe una infinidad de personas que no tienen acceso a los servicios de salud, los cuales –además– suelen ser ineficientes pues carecen de medicamentos, tratamientos y personal profesional y preparado.
La diabetes es una condición crónica que sucede cuando el páncreas no produce insulina o no puede utilizarla de manera adecuada para el buen funcionamiento del cuerpo humano; eso se traduce en altos niveles de glucosa.
Por su parte, la insulina es una hormona que todos los seres humanos requerimos para mantenernos con vida: “es la llave que le ayuda a nuestro cuerpo a ingresar la glucosa a sus distintas células”, explicó la pediatra Marisol Gil.
En México el 90 por ciento de las personas diagnosticadas con diabetes tiene la mellitus tipo II, y menos del 10 por ciento tiene la mellitus tipo I.
En la región de Norteamérica y el Caribe una de cada ocho personas tiene diabetes; es decir, 44 millones de personas. De acuerdo con la también educadora, en el mundo cada seis segundos muere una persona a causa de la diabetes.
Existen tres pilares para un buen tratamiento: A-E-I. Si no se usan en conjunto, es imposible controlar la diabetes. Y siempre con base en la educación.
No existe dieta para persona con diabetes. Todos debemos buscar que nuestra alimentación sea variada, suficiente y equilibrada.
No obstante, la persona con diabetes debe observar cómo responde su organismo ante cada alimento. Asimismo, debe cuidar cómo asimila los nutrientes frente a las hipoglucemias (bajas en el azúcar) e hiperglucemias (elevaciones en el azúcar), a fin de prevenirlas.
Es distinto a la actividad física porque es de mayor impacto, repetitivo y tiene un objetivo. De llevarse a cabo, ayuda a utilizar mejor la glucosa y aumenta la sensibilidad a la insulina, lo que conforme pasa el tiempo se traduce en menos complicaciones crónicas.
Además ha de considerarse qué tipo de ejercicio le gusta a cada quién, así como qué tipo de ejercicio le conviene de acuerdo con sus características físicas y de salud.
Las personas deben saber cómo calcularla y hacer uso de ella, de modo que eviten situaciones que pongan en riesgo su vida.
También abarca el aspecto general de los medicamentos.
Respecto a los distintos tratamientos, cada persona responde de diferente forma ante ellos. Sin embargo, tienen que ser multidisciplinarios y considerar a la insulina como un elemento vital.
“En México hay mitos sobre la insulina, por ejemplo: que causa ceguera, sobrepeso y/o adicción y por ello se rechaza”, apuntó Gil.
Aunque más del 90 por ciento de las personas con diabetes mellitus tipo 2 requieren insulina en su tratamiento (insulinización temprana a fin de evitar complicaciones), según la ENSANUD 2016, sólo el 11 por ciento de la población usa insulina en su tratamiento ante la diabetes.
No obstante, cabe destacar que actualmente el 46.4 por ciento de los adultos con diabetes no realiza alguna medida preventiva para retrasar o evitar complicaciones.
Frente a esta situación, la especialista señaló que “hace falta empatía hacia las personas con diabetes”.
Con respecto al impuesto a las bebidas azucaradas y rehidratantes implementado por el gobierno mexicano desde 2014, Marisol Gil considera que sí es útil, pero una cosa son las estadísticas y otra lo que pasa en la vida diaria de las personas con diabetes, a quienes les resulta muy difícil dejar de consumir estas bebidas.
Es importante recalcar que la diabetes mellitus tipo II es la única que se puede prevenir. ¿Cómo? Mediante un cambio en el estilo de vida: alimentación balanceada y ejercicio constante.
Sin embargo, hay otros factores de riesgo para desarrollarla: tener familiaridad de primer grado con una persona con diabetes y la etnia a la que pertenecemos.
Marisol Gil es fundadora de Historias de vida y azúcar, asociación que ofrece actividades educativas y deportivas gratuitas para las personas con diabetes.
De igual manera, donan medicamentos a quienes se comprometen con su educación y tratamiento, con el fin de que repliquen la información con la familia, los amigos y la comunidad. “Queremos lograr una ola de educación y atención”, concluyó.
¿Cómo ayudarías a una persona con diabetes para que cambie sus hábitos de alimentación?
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