Tres hallazgos que te dejarán mudo
¡Quién diría que estas teorías médicas resultarían ciertas! Teoría: Las cesáreas pueden causar alergias En Estados Unidos, uno de cada tres bebés nace hoy por cesárea: 53 por ciento más que en 1996, según...
¡Quién diría que estas teorías médicas resultarían ciertas!
Teoría: Las cesáreas pueden causar alergias
En Estados Unidos, uno de cada tres bebés nace hoy por cesárea: 53 por ciento más que en 1996, según los Centros para el Control de Enfermedades de ese país. “Cuando un bebé nace por vía vaginal, tiene contacto con millones de bacterias; en una cesárea, en cambio, va derecho a los guantes esterilizados de un cirujano”, dice Christine Johnson, epidemióloga del Sistema de Salud Henry Ford, en Detroit. “Hoy sabemos que ese primer contacto con bacterias es crucial para el sistema inmunitario”.
En un estudio realizado en Alemania con casi 2,000 niños se observó que los nacidos por cesárea eran casi 80 por ciento más propensos a la celiaquía, trastorno digestivo causado por la ingestión de gluten, una proteína presente en el trigo, el centeno y la cebada. Según otro estudio, los niños nacidos por cesárea corren cinco veces más riesgo de contraer ciertas alergias si tienen contacto con alergenos en el primer año de vida.
Estos hallazgos confirman la teoría de la higiene: la falta de contacto con bacterias en la primera infancia aumenta la propensión a las alergias. “La evolución preparó nuestro cuerpo para combatir infecciones”, explica Todd Mahr, alergólogo pediátrico del Centro Médico Luterano Gunderson, en La Crosse, Wisconsin, y vocero de la Academia Estadounidense de Pediatría. “Al reducirse el contacto con gérmenes e infecciones, el sistema inmunitario reacciona a otras cosas: ácaros del polvo, alimentos o escamas de la piel de las mascotas”.
Aprovecha el hallazgo:
Prefiere el parto natural, pero si la cesárea es inevitable, no todo está perdido. Varios estudios indican que la leche materna previene la celiaquía y las alergias. Pregunta al pediatra cuándo empezar a dar alimentos sólidos a tu bebé. Según un estudio publicado en Suecia, los niños a los que se da gluten poco a poco desde los cuatro meses de edad presentan una incidencia mucho menor de celiaquía que aquellos a los que se da gluten después de los seis meses. Los expertos desaconsejan darles alimentos sólidos antes de los cuatro meses.
Teoría: La depresión es un trastorno inflamatorio
A lo largo de las cinco últimas décadas, muchos psiquiatras coincidieron en señalar que la depresión es provocada por un desequilibrio de neurotransmisores en el cerebro —por ejemplo, una baja concentración de serotonina, hormona que produce bienestar—, si bien esto no explica por qué la incidencia de depresión ha aumentado cada vez más. De 1991 a 2001, tan sólo en Estados Unidos aumentó más del doble: de 3.3 a 7 por ciento entre los adultos; en la actualidad la tasa llega a casi 10 por ciento.
Aquí entra la teoría de la inflamación: ésta es consecuencia de una lesión o una infección. Como respuesta, el sistema inmunitario libera citocinas para combatir los gérmenes patógenos y reparar el daño; sin embargo, algunos expertos ahora creen que la presencia constante de estas sustancias en el organismo —por efecto de la inflamación causada por el estrés, ciertos alimentos y las toxinas ambientales— podría disminuir el nivel de serotonina y contribuir a la depresión, señala el doctor Charles Raison, profesor adjunto del departamento de psiquiatría de la Universidad de Arizona.
Los científicos asociaron inflamación y depresión por primera vez en los años 80, tras inocular bacterias a animales de laboratorio para provocarles una reacción inflamatoria. Los animales mostraron síntomas de depresión: letargo, falta de apetito y retraimiento. Estudios posteriores de Raison y otros especialistas revelaron que las personas deprimidas tienen niveles más altos de proteína C reactiva y otras sustancias inflamatorias.
Raison y sus colaboradores suministraron infliximab —un anti-inflamatorio que se usa para tratar enfermedades autoinmunes— a pacientes con depresión profunda, y observaron que los que tenían niveles altos de proteína C reactiva mostraban mayor alivio de la depresión que los que no presentaban inflamación.
Aunque no es probable que la inflamación sea la principal causa de la depresión, entre los expertos hay un creciente consenso de que puede agravarla o prolongarla. Tratar con antiinflamatorios a las personas que padecen ambas condiciones podría mejorar mucho su estado de ánimo.
Aprovecha el hallazgo:
Los hábitos que producen bienestar (llevar una dieta sana, hacer ejercicio, dormir bien) también reducen el riesgo de inflamación y, por consiguiente, de depresión. En un estudio realizado en España con más de 10,000 adultos de edad madura se observó que los que comían muchos alimentos procesados eran casi dos veces más propensos a la depresión que quienes llevaban la dieta mediterránea (rica en pescado, frutas, verduras, frutos secos y grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva). Según un reciente estudio realizado en la Universidad de Wisconsin-Madison, también puedes reducir el riesgo de inflamación usando técnicas de meditación, respiración profunda o yoga, que alivian la inflamación causada por el estrés en personas que padecen enfermedades inflamatorias, como el asma y la artritis reumatoide.
Teoría: La obesidad se debe a un virus
Nik Dhurandhar, investigador de la obesidad, tuvo una revelación hace 25 años, en una fiesta en Mumbai, India. “Un amigo mío que es veterinario comentó que miles de gallinas que habían muerto a causa de un virus estaban muy gordas”, recuerda. “Pensé: lo lógico es que un animal en agonía se consuma, y no al revés. Me pregunté si ambas cosas podrían estar relacionadas”
Dhurandhar decidió investigar, y observó que las gallinas infectadas con el virus AD-36 del resfriado común engordaban. Cuando indagó lo mismo en más de 500 personas, resultó que 30 por ciento de las que eran obesas —y sólo 11 por ciento de las delgadas— habían tenido contacto con ese virus. Desde entonces, los estudios de otros investigadores han arrojado resultados parecidos
“Creemos que el virus infecta las células adiposas, y que las hace crecer y subdividirse más aprisa de lo normal”, señala Dhurandhar. Lo bueno es que el virus parece reducir los niveles de colesterol y glucosa en la sangre. “Aunque el cuerpo quizá produce más células adiposas, eso implica que hay menos grasa en el hígado y la sangre”, añade. Esto podría explicar por qué algunas personas con sobrepeso son menos propensas a las cardiopatías y a la diabetes que las delgadas.
Dhurandhar reconoce que, si bien el virus no es la única causa de la obesidad, tal vez explique por qué a algunas personas les resulta tan difícil adelgazar. “Si eres portador del virus de la obesidad, eso no te impide bajar de peso. Significa sólo que te costará mucho más trabajo”, concluye.
Aprovecha el hallazgo:
Los investigadores esperan que, en un plazo de 10 años, haya una vacuna contra el virus AD-36 (también trabajan para identificar otros virus relacionados con la obesidad humana). No necesitas hacerte pruebas para saber si eres portador del virus o no. Como la mitad de las personas obesas no lo son, está claro que influyen más otros factores, entre ellos el estilo de vida y la herencia genética.
Conoce las otras tres en Selecciones de noviembre, 2013