La humedad puede incidir en nuestra vivienda por problemas de ventilación y aislamiento y, a causa de ésta, se puede originar moho en el hogar.
El moho es un hongo, en específico un microorganismo, formado por un conjunto de micelios que se manifiestan de múltiples maneras y en distintos colores como el rojo, el negro, el verde y el gris.
Para evitar que el moho se expanda y protagonice un problema en tu hogar, y también para tu salud, existen plantas que pueden ayudar a limitar o evitar la aparición de este hongo.
Empieza con una pequeña aparición pero puede acabar abarcando una gran superficie en tu casa. El moho puede causar graves problemas de salud como asma, alergias, irritación, inflamación, problemas respiratorios y erupciones.
Y, para evitar o remediar el problema, una posible solución es colocar plantas que puedan captar la humedad y reducir el moho de las paredes. Aquí tienes más tips para combatir la humedad de las paredes en casa.
Su lugar ideal para captar la humedad es el baño. Es una planta perenne tupida y suave que se desarrolla entre 25 y 7 grados centígrados.
Es recomendable que le de la luz filtrada, no directa, por eso es mejor colocarla detrás de una ventana.
Apta para todos los sitios de tu casa. Es una planta perenne que no acaba de soportar el frío y las heladas, prefiere las temperaturas constantes no demasiado frías. Es muy colorida y le puede aportar vida a la casa.
Perfecta para absorber toda la humedad del hogar. De fácil mantenimiento para los más descuidados, convive perfectamente con la humedad y la luz reflejada.
Las esporas del moho inhaladas o ingeridas pueden provocar efectos muy adversos sobre la salud, sobre todo de las edades más vulnerables como los bebés y ancianos o los grupos de personas con asma y alergias, con cáncer que están recibiendo un tratamiento de quimioterapia o quienes han recibido un trasplante de órgano, y en definitiva, todas aquellas que por la razón que sea tienen el sistema inmunológico debilitado.
Los síntomas más claros son la fatiga crónica, fiebre o dolor de cabeza, ojos irritados, mucosas de la boca, nariz y garganta irritados, estornudos y tos crónica y erupciones cutáneas. Pero, en casos extremos de exposición podemos encontrarnos con náuseas, vómitos y sangrado en pulmones y nariz.
Fuente: El Periódico
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