Tener mejores hábitos alimenticios nos lleva naturalmente a alcanzar un buen peso. Olvídate del conteo permanente de calorías y de la obsesión por la báscula: estas tres propuestas son ideales para comenzar.
Si hay sobrepeso es porque se come de más, y no solamente por hambre. Muchas personas canalizan sus emociones con la comida lo que hace que su peso aumente.
Reduce gradualmente las porciones de tus alimentos, pero es importante que no pases hambre; a medida que disminuya tu apetito, empezarás a sentirte satisfecho con menos comida.
Hay que respetar la necesidad real de comida y cuidar que no falte: los atracones se dan porque se siente hambre.
Con un poco de creatividad, podemos mejorar (y mucho) la calidad de nuestra alimentación y a mismo tiempo cuidar nuestro peso. Para empezar, reemplaza la fritura por cocción al horno, al vapor o por asado sin grasa.
También puedes cambiar algunos ingredientes muy calóricos por alternativas más nutritivas, como salsas ligeras y aderezos menos cremosos.
Un plan de alimentación saludable siempre va acompañado por ejercicio. Toma en cuenta que el metabolismo se vuelve más lento con el paso de los años, así que es necesario duplicar el gasto energético para mantenernos sanos, en nuestro peso y también en forma.
El ejercicio también previene las enfermedades y reduce la ansiedad y el estrés, desviando nuestra atención de la comida.