A diferencia del miedo que está relacionado con una situación específica y tangible, la ansiedad está vinculada con situaciones imaginarias que pueden suceder y que, probablemente, se generen por un estímulo real condicionado por las fantasías que se generan alrededor de lo que va a ocurrir.
El aislamiento que estamos viviendo puede desencadenar depresión y ansiedad y es importante atenderlo a tiempo y prevenirlo, explicó la directora de la licenciatura de Psicología de la Universidad Intercontinental, doctora Midelvia Viveros.
Existen algunos síntomas comunes que pueden presentarse en adultos, niños y jóvenes como:
Los menores pueden presentar:
Las personas con una patología a priori a esta contingencia se agravarán y será más difícil contenerlos, así que la prevención primaria es fundamental, explica la Dra. Viveros.
“Si yo normalmente no soy ansiosa, no me siento fatigada, si no soy tan irritante, debo darle la importancia necesaria y atenderlo, no se debe tratar de justificar”.
En cualquier caso es importante estar atentos a las manifestaciones mencionadas y hacer prevención primaria para revertirlo. Si se detecta que los hábitos están cambiando y que se presentan señales de ansiedad, lo más recomendable es estructurar la cotidianeidad.
Es recomendable respetar los espacios. “Una crisis es una oportunidad de generar esquemas diferentes de convivencia como iniciar conversaciones y realizar actividades que impliquen relacionarnos tú a tú con las personas con las que vivimos, explica la especialista.
Es muy importante mantener nuestra cotidianeidad en la medida de lo posible. Al levantarte para iniciar un trabajo en línea es importante seguir los hábitos cotidianos: arreglarte, cambiarte, desayunar y después ponerte a trabajar, seguir las rutinas de inicio y término de actividades.
Otro ejemplo sería comer en los horarios habituales y, algo que es importante subrayar es mantener la higiene del sueño y realizar actividades para ejercitarse lo que contribuirá a una mejor salud física y mental”, puntualizó la académica.
Si los síntomas son incontrolables y la persona se percibe rebasada frente a estas conductas, se puede pedir ayuda a distancia y buscar apoyo psicológico para recibir contención y delinear las estrategias a seguir de manera personal.
“Es fundamental la identificación y abordaje del problema; hay que darle su justa dimensión a los sentimientos de quien se queja.
No debemos olvidar que cuando se altera la estructura cotidiana es probable sentir ansiedad y posteriormente depresión. Algunas personas son más susceptibles que otras, así que no le restemos importancia a los síntomas”.
Midelvia Viveros recordó que solemos vivir con incertidumbre, aunque parezca que no, pero la estructura cotidiana nos ofrece estabilidad y nos hace pensar que estamos ciertos en todo, aunque no sea así.
“La realidad de la vida es la incertidumbre. No tenemos la certeza de cuántos años viviremos o si no perderemos nuestro trabajo, sin embargo, la estructura cotidiana nos calma, pero en tiempos como estos es importante aprender que, aun en la incertidumbre, podemos generar certeza en nuestras vidas con nuestros propios recursos. Eso nos tranquilizará sentirnos más tranquilos”.
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